Desensibilización y reprocesamiento por el movimiento de los ojos

Todas las experiencias que vamos teniendo a lo largo de nuestra vida llevan asociadas una emoción. La palabra emoción procede del latín «emoveo», que significa conmovido o perturbado. Las emociones son un impulso involuntario como respuesta a los estímulos del ambiente, y por lo tanto no nos emocionamos cuando queremos, sino cuando existen estos estímulos. Por ejemplo, si desearnos decir unas palabras en el entierro de un ser querido o en la boda de una hija, quizás no podamos, debido a que nos embarga la emoción y apenas podremos articular palabra.

Son infinitas las emociones que vamos experimentando a lo largo de nuestra vida: miedo, sorpresa, aversión, ira, alegría, tristeza, etc. Cada situación lleva asociada una emoción, pero con el paso del tiempo el ser humano tiene tendencia a ir rompiendo esta asociación. Por ejemplo, el dia que en el colegio nos castigaron y nos quedamos sin recreo sentimos enfado, cuando se nos rompió nuestro juguete preferido sentimos tristeza, la muerte de nuestra abuela nos produjo pena, una ruptura sentimental dejó un dolor, el dia de nuestra boda o el nacimiento de un hijo sentimos felicidad, y alegria al nacer nuestros nietos.

Hoy, aunque recordemos estas situaciones anteriores, no podremos revivir las emociones que en su día experimentamos. Si hoy recuerdo el dia de mi boda tendré un «recuerdo» feliz, pero no podré experimentar la «emoción» de felicidad que sentí aquel dia, ya que con el paso del tiempo se ha producido una disociación.

Esta disociación tiene efectos de supervivencia. Sería muy duro llegar a la edad adulta y continuar experimentando todo el dolor y toda la tristeza acumulados a lo largo de nuestra vida. El refranero español da fe de ello con expresiones corno «el tiempo todo lo cura» o «no hay mal que cien años dure».

Pero en ocasiones no se produce esta disociación: la emoción queda asociada a la situación de forma permanente; se ha producido un «trauma». Son muchas y muy diversas la situaciones que pueden llegar a traumatizar a una persona; citamos entre ellas: ser víctima de una violación, malos tratos, haber sufrido un atentado terrorista, un accidente, etc., aunque no siempre es preciso pasar por situaciones tan catastróficas para que se produzca un trauma. Un padre que le diga a su hijo «eres tonto y no vales para nada» o la muerte de la mascota, pueden llegar a traumatizar a una persona.

El EMDR, Eye Movement Desensitizacion and Reprocessing; desensibilización y reprocesamiento por el movimiento de los ojos en español, es un método terapéutico innovador que acelera el tratamiento de un amplio rango de patologías en el trastorno de estrés postraumático (ansiedad, depresión, fobias, etc). Descubierto en 1987 y desarrollado por la Dra. Francine Shapiro, consiste en usar la estimulación bilateral según un protocolo especial relacionado con las situaciones traumáticas que desencadeba la desensibilización, y el consecuente reproceso de las mismas, acompañado de la desaparición de la sintomatología. Se aplica como muy buenos resultados al tratamiento de los acúfenos como complemento de la terapia de habituación. En este caso el objetivo del EMDR no es reducir el volumen del acufeno, sino reducir o eliminar la emoción negativa que nos embarga cuando lo percibimos.

La habituación es la no percepcion del acufeno a pesar de su existencia o bien una percepción no aversiva del mismo que nos permita llevar una buena calidad de vida.

No obstante, aunque el afectado haya alcanzado su habituación, hay determinados momentos en los que sus acúfenos se le hacen más presentes: a la hora de ir a dormir, al despertar por la mañana, en la cocina cuando prepara el cafe de la mañana, etc., y es en estas circunstancias cuando el EMDR juega su papel mas importante al separar la situación de la emoción: oiremos el acúfeno pero no nos perturbará, y por tanto, si no nos perturba, seguiremos atentos a nuestra tarea sin centrar la atención en el acúfeno y, como es sabido, si no hay atención no hay percepción.

El EMDR se basa en el sueño MOR (REM), sueño de Movimientos Oculares Rápidos. Es en esta fase del sueño en la que la información y las emociones recibidas a lo largo del dia son procesadas y almacenadas para descargar nuestro sistema cognitivo, y se hace a través de los movimientos oculares rápidos que se producen en esta fase del sueño. En el EMDR el terapeuta obliga al afectado a realizar una serie de movimientos oculares (laterales, verticales o en diagonal) mientras visualiza la situación traumática con el fin de lograr una desensibilizacion y un correcto procesamiento.

Josep Ribas Fernández, Psicólogo