La terapia sonoro-funcional: innovador tratamiento de los acúfenos mediante las protéodies

Hemos visto en France Acouphènes la descripción de un nuevo tratamiento sonoro de los acúfenos basado en las protéodies, que nos ha parecido muy interesante por tratarse de una terapia no invasiva en absoluto, y que, según parece debe tener un coste razonable para el paciente. El autor de la información, el Dr. Jacques Aime, otorrino, ejerce en el Centre Hôspitalier Universitaire de Nîmes, ha publicado un libro titulado Acouphènes et Protéodies que hemos adquirido y leído con el fin de tratar de comprender en qué consiste la terapia.

Protéodies es un término nuevo que resulta de los términos proteines y melodies que podría traducirse por la melodía de las proteinas. Dado que no hemos sabido encontrar su traducción al español, que probablemente no existe aún, mantenemos en el texto que sigue el término en francés.

La Terapia Sonoro-Funcional (TSF) es un concepto original de musicoterapia personalizada utilizada como tratamiento complementario en las personas con acúfenos. Un estudio clínico de esta terapia se ha realizado con 100 pacientes a lo largo de 18 meses, con resultados esperanzadores como muestran las informaciones estadísticas presentadas. No es una terapia alternativa, ya que se puede adaptar a cualquier otro tratamiento ya en práctica, sea psicológico o sea de enmascaramiento de acúfenos, y asimismo es válida para todo paciente que utiliza audífonos.

Con el fin de responder a la demanda de pacientes afectados por los ruidos parásitos que son los acúfenos, el Dr. Aime ha puesto en práctica un protocolo de tratamiento específico después de haber estudiado la técnica y los principios de su utilización.

La asociación de acúfenos y protéodies produce un nuevo paradigma terapéutico: la Terapia Sonoro Funcional (TSF) que pone en juego la escucha de determinadas piezas musicales específicas para la terapia. Este método original y novedoso podrá aportar un complemento terapéutico en esta patología compleja y a menudo invalidante.

El tratamiento actual de los acúfenos se basa en múltiples técnicas de enmascaramiento utilizando una audioprótesis y un generador de sonido, las terapias sonoras filtradas (AidopNotch), las neuroestimulaciones, los enmascaramiento tipo TinniTool, la terapìa acústica de habituación (TRT de Pawel Jastreboff), la terapia sonora secuencial (TSS de M.A. López González) y la estimulación auditiva con frecuencias personalizadas.

La novedosa TSF utiliza la música de las proteínas bajo la forma de sesiones de música específicas y adaptadas. Se trata de un método basado en la mecánica cuántica. La física de las partículas elementales presenta dos aspectos de la materia: corpuscular y ondulatoria. A partir de este concepto, la genómica permite caracterizar ondas vibratorias propias de los ácidos amínicos interviniendo en la biosíntesis de las proteínas. La escucha regular según un protocolo preestablecido modificará en el paciente la percepción y el sentimiento de su patología modulando la síntesis de estas proteínas tanto en el nivel periférico del oído interno como en el nivel central de las zonas cerebrales. Esta estimulación, o a la inversa, esta inhibición, debería aumentar o disminuir el contenido de determinados neurotransmisores, neuromediadores o proteínas específicas en un sentido determinado, según las necesidades de cada unidad celular. Este diálogo con sus propias células (neuronales y cocleares), que esta musicoterapia hace posible debería permitir en consecuencia la modificación y el tratamiento de los cortocircuitos generadores de acúfenos. Este procedimiento terapéutico precisa una participación activa del paciente que va a gestionar personalmente su tratamiento y su curación.

¿Qué son los protéodies?

Diversas investigaciones han demostrado que el complejo funcionamiento de los circuitos cerebrales, en particular los referentes a las zonas de percepción sonora, son influidos por la percepción de determinadas melodías. Los procesos que sin interrupción tienen lugar en el cerebro humano, y que determinan el funcionamiento de los circuitos cerebrales, requieren la formación de determinadas proteínas indispensables para la función cerebral, y la influencia de determinadas melodías en el funcionamiento de los circuitos cerebrales se produce modificando la acción de tales proteínas, sea por acción o sea por inhibición. Por ello se han denominado protéodies (vocablo francés que reúne los términos proteínas y melodías) lo que podría ser la música de las proteínas.

Una persona que no tiene acúfenos y está en silencio, no tiene actividad cerebral en el área que procesa los estímulos sonoros, ya que el oído interno no genera impulsos eléctricas hacia el cerebro a través del nervio acústico, debido a que sus células ciliares no perciben sonido alguno, y por tanto están inactivas. Al contrario de lo anterior, las personas que tienen acúfenos presentan en las zonas del cerebro que procesan las sensaciones acústicas, aún no existiendo percepción sonora alguna, una elevada hiperactividad en todo momento que se traduce en la percepción de un sonido parásito denominado acúfeno. En esta hiperactividad tienen un papel importante las proteínas, papel que puede modificarse por la percepción de determinadas melodías.

Previamente al inicio de una terapia basada en los protéoides es indispensable explicar al paciente su forma de acción para un buen desarrollo del protocolo. Tratamos de explicarlo mediante una metáfora. Un virus informático que contamina un ordenador sería un ejemplo. Después de una situación o de un episodio traumatizante, sea o no sonoro, el sistema nervioso central acusa un funcionamiento anormal en distintos circuitos electrofisiológicos, al igual que un virus informático contamina un ordenador. El mal funcionamiento de dichos circuitos genera un proceso patológico que encuentra su solución en la emisión de un sonido parásito: el acúfeno. El antivirus que se utiliza en el ordenador equivale en nuestro caso a la melodía codificada específica escuchada por el paciente en el transcurso de la terapia sonora TSF, que puede tener la propiedad de corregir el mal funcionamiento de los circuitos electrofisiológicos cerebrales causantes del acúfeno.

Tratamiento de los acúfenos por los protéodies según estudio realizado por el autor

Introducción

El protocolo terapéutico una vez seleccionados los pacientes, consiste en un tratamiento de escucha de secuencias musicales específicas a lo largo de 3 meses. Se proponen al paciente diversos test de escucha que le permitirán escoger entre varias secuencias que serán utilizadas en la terapia. El resultado evaluado al término de los 3 meses permite juzgar la eficacia completa o parcial de esta terapia sonora específica.

El trabajo se ha realizado sobre 100 pacientes seleccionados según los criterios de inclusión consistentes en un conocimiento suficiente para comprender la terapia, la motivación ya que estas escuchas requieren una participación activa, y asimismo la capacidad de manipular correctamente el material de escucha.

A todos los pacientes se les ha realizado un balance completo de ORL (otorrinolaringología) tanto clínico como paraclínico: quejas, convicciones y objetivos de curación, reestructuración cognitiva sobre sus conocimientos y creencias sobre sus acúfenos, diagnóstico médico, tratamientos anteriores y evaluación de sus acúfenos (hemos utilizado la escala visual analógica EVA por su simplicidad).

Los pacientes incluidos en este estudio se quejan de ruidos en los oídos uni o bilaterales con una antigüedad desde unos pocos meses a varios años, y están decididos a implicarse peronalmente. Se han excluido los sujetos que tienen acúfenos inestables, intermitentes o asociados a ruidos pulsátiles, o con un perfil psicológico particular tratados por psiquiatría con un elevado nivel de incapacidad para seguir el tratamiento.

Consideraciones previas

El protocolo requiere una preparación del paciente para una buena aplicación de la técnica y del desarrollo de la TSF.

Durante las escuchas pueden darse varias situaciones con consecuencias sobre el seguimiento de la terapia, situaciones que sintetizamos en las 5 siguientes:

– Desaparición total, completa y definitiva del acúfeno.
– Desaparición progresiva por etapas.
– Evolución sinusoidal: la intensidad percibida disminuye, luego aumenta y vuelve a disminuir, etc.
– Aparición de zonas blancas de silencio que varían de unos pocos minutos hasta días enteros.
– Aumento leve y transitorio de la intensidad del acúfeno, lo que indica la necesidad de modificar la posología (escuchas).

Las condiciones de escucha óptimas para un mejor resultado terapéutico son:

– Utilización de un casco con auriculares.
– Posología recomendada, variando de 1 a 3 veces por día durante 10 minutos en situación relajada sin otra actividad (sin lectura, sin TV, etc.)
– Un breve tiempo de descanso después de practicar la TSF.

Tratamiento

La primera consulta de iniciación permite identificar un registro de secuencias musicales a escoger de forma personal por el paciente. El paciente sale de la consulta con su aparato USB activo y los audios seleccionados.

La segunda consulta de adaptación un mes después, permite tener un conocimiento de la evolución de la patología, y modificar, si es el caso, las secuencias musicales.

La tercera consulta es una visita final al cabo del trimestre para recoger el resultado final de las escuchas. Una prolongación del tratamiento puede realizarse según los resultados conseguidos y los deseos del paciente.

Resultados de la TSF

La experiencia obtenida en el estudio realizado a lo largo de 18 meses, ha permitido establecer distintas consideraciones epidemiológicas que pueden no coincidir con exactitud con las estadísticas clásicas. Se trata de un estudio realizado sin grupo de control, por lo que no debe excluirse el efecto placebo.

De los 100 pacientes, 44 eran de sexo masculino. En cuanto a su edad 88 tenían más de 40 años y menos de 80. Los pacientes con acúfenos unilaterales fueron 32, y los restantes 68 tenían acúfenos bilaterales, aunque en 22 casos percibían mayor intensidad en uno de los dos oídos que en el otro. En cuanto a la antigüedad de los acúfenos 78 pacientes los sufrían desde hacía más de 2 años.

Se piensa que los acúfenos antiguos o envejecidos de más de 12 meses son más difíciles de diagnosticar y, por tanto, de tratar que los acúfenos recientes. En opinión del autor, tanto la antigüedad del acúfeno como la uni o bilateralidad no tienen repercusión en el tratamiento del acúfeno. Es cierto que en caso de una sordera súbita o brusca es mejor realizar un tratamiento urgente para tener mayores posibilidades de recuperación, pero una consideración idéntica para el acúfeno no tiene base alguna.

El estudio sobre el déficit auditivo de los 100 pacientes ha sido muy interesante aunque contradictorio con la creencia clásica sobre la asociación pérdida de audición y acúfenos. Los pacientes sin problemas auditivos o con una pérdida auditiva leve fueron 74, en tanto que 21 de ellos tenían una pérdida auditiva mediana que les obligaba a utilizar audífonos, y solo 5 de los pacientes tenían una sordera severa.

Es muy interesante observar la intensidad subjetiva del acúfeno manifestada por los 100 pacientes, recogida mediante el empleo de la escala visual analógica EVA, que consiste en una escala numerada del 1 al 10, en la que el paciente marca la intensidad percibida. En el 10 se refleja la intensidad máxima que el paciente considera que puede alcanzar el acúfeno, y en el 1 se refleja la ausencia del acúfeno. Las intensidades subjetivas 5, 6, 7 y 8 las percibían 85 pacientes, no hubo ningún paciente que manifestara percibir una intensidad inferior al 5 de la escala, y finalmente 15 pacientes manifestaron las mayores intensidades: 9 y 10.

Intensidad subjetiva del acúfeno según la escala EVA (apreciación del paciente)

Finalmente cabe señalar que 24 pacientes debían su acúfeno a un traumatismo sonoro, 35 a una enfermedad otológica y los restantes 41 desconocían el origen de su acúfeno, aunque parte de ellos creía que se debía a sucesos o a episodios estresantes de su vida, y algunos manifestaron que creían que su acúfeno había sido ocasionado por fármacos ototóxicos.

Resultados

Se exponen los resultados obtenidos al comparar los resultados en la escala visual analógica EVA antes y después de los 3 meses de tratamiento. Hubo 14 pacientes que, por razones personales diversas, no concluyeron el tratamiento, y por tanto sus resultados no pueden tenerse en cuenta. Hubo 20 pacientes que no obtuvieron mejora alguna, y en 8 la mejora fue escasa (mejora de 1 en la comparación de la escala EVA), en 15 fue mediana (mejora de 2) y en 32 fue satisfactoria (mejora de 3 ó más unidades). Finalmente, 11 pacientes vieron desaparecer completamente su acúfeno, reflejado por el valor mínimo en la escala EVA al término del estudio.

Los acúfenos curados o mejorados significativamente significan el 43% del total, que se eleva al 50% del total si se cuentan solamente los pacientes que realizaron el tratamiento completo.

Los pacientes con mejoras escasas y medianas percibieron efectos benéficos, sobre todo en su estado psicológico, en su estrés y la calidad de su sueño, lo que les permite gestionar mejor la patología.

Finalmente cabe añadir que los 34 pacientes que no obtuvieron resultados (20 sin mejora más 14 que no terminaron el tratamiento) obligan a que en los futuros estudios se realice un estudio crítico para determinar, si es posible, donde se han cometido los errores, que puede ser al seleccionar los pacientes o al explicar la esencia del tratamiento.

Conclusión

Este estudio original realizado en base a un novedoso método sonoterapéutico ha permitido establecer varios criterios, no siempre de conformidad con los resultados clásicos. Esta técnica de musicoterapia codificada, muy simple en su puesta en funcionamiento podría ser una respuesta complementaria a la de otros tratamientos demandados por las personas con acúfenos. El resultado es interesante, ya que el 50 % de los pacientes obtuvieron beneficios importantes (los que se curaron más los que han tenido una mejora significativa). Por todo ello, se encuentran en curso nuevos estudios aplicando este método, con el propósito de descubrir nuevas protéodies específicas.

Nota sobre el libro del Dr. Jacques Aime Las personas que quieran saber más sobre este método pueden adquirir el libro del autor, cuyo título es ACOUPHÈNES ET PROTÉODIES. Para localizar el libro hay que acceder a la web de Éditions Quintessence, www.editions-quintessence.eu