Las terapias cognitivo-conductuales TCC

Hemos oido hablar de las terapias cognitivo-conductuales TCC en muchas ocasiones, y para explicar de forma elemental en que consisten transcribimos el texto que sigue. La buena práctica de la TCC no elimina el acúfeno pero permite superar sus consecuencias negativas.

Se trata de terapias practicadas habitualmente por psiquiatras y por psicólogos, y raramente por otros especialistas. Estas terapias suelen practcarse una vez el paciente ha sido visitado por el ORL y se han realizado las pruebas audiológicas habituales. En su aspecto cognitivo contituyen una buena alterantiva a la parte de la TRT conocida como counselling (consejo) y en su aspecto conductual pueden incluir terapias por el sonido.

Las distintas etapas de su toma en consideración, una vez realizadas las pruebas audiológicas por el ORL suelen ser:

a. Identificación del trastorno (acúfenos, hiperacusis o los dos conjuntamente)
b. Identificación de las distorsiones negativas: pacientes que desconocen totalmente la naturaleza de su trastorno; pacientes que magnifican el «peligro» inherente a su trastorno
c. Identificación de componentes inadaptados que tienden a aumentar la intensidad de la percepción del acúfeno y/o la hiperacusia.
d. Identificación de pensamientos y comportamientos alternativos, que tienden a reducir la percepción del acúfeno y/o la hiperacusia.
e. Puesta a punto de estrategias alternativas y aprendizaje de las mismas para su utilización.
f. Medición de los progresos.

Entre el terapueta y el paciente debe crearse una relación de colaboración para identificar los aspectos cognitivos erróneos del paciente y los comportamientos inadecuados, para conducir al paciente a relativizar su trastorno y sus consecuencias, a modificar sus automatismos adquiridos, y a continuación elaborar procesos de adaptación y de prevención de la respuesta inadaptada.

Para llevar a cabo lo anterior, existen diversas técnicas de eficacia comprobada a disposición de los terapeutas: reestructuración cognitiva (corregir los pensamientos erróneos del paciente con respecto a su trastorno) utilizando la visualización de imágenes positivas relativas a los acúfenos, estrategias para desviar la atención al acúfeno, combatir los pensamientos negativos del paciente (mi acúfeno se agravará, caeré enfermo por su causa, no podré soportarlo, no hay nada a hacer, etc.), y modificar sus asociaciones mentales con el propósito de que el paciente pueda reinterpretar su síntoma (acúfenos y/o hiperacusia) y que su significación emocional se elimine. La relajación (hay muchos tipos de relajación) se utiliza para disminuir la hiperactividad del sistema autónomo y prevenir las reacciones inadaptadas al exponerse a situaciones que aumentan las molestias: ruidos, fármacos ototóxicos, etc.

No existe un programa «tipo». Cada paciente debe recibir una TCC a su medida en función de sus dificultades concretas y de su contexto personal, afectivo, familiar y profesional. Las modificaciones de los comportamientos se realizan a través del aprendizaje directo de comportamientos identificados como más adaptados para evitar situaciones que puedan aumentar las molestias causadas por el síndrome.

Es imposible establecer la duración de un tratamiento de TCC sin conocer las circunstacias del paciente, dado que se trata de un «traje a medida para cada paciente». La duración será la suficiente (por ejemplo, 12 sesiones con el terapeuta a lo largo de 3 meses) para que el paciente integre la presencia de su acúfeno como una nueva situación de su sistema auditivo, y que su tratorno deje de provocarle reacciones de intolerancia.

La buena práctica de la TCC, tanto por parte del paciente como del terapeuta, será la que permita que el paciente integre el acúfeno y/o la hiperacusia como un elemento más de su vida y supere las distorsiones negativas que acompañan a estos síndromes.