¿Qué es primero: la aparición del tinnitus o las alteraciones del ánimo relacionadas con él? ¿Cómo abordan los especialistas ambos problemas?

Reproducimos una información publicada por Diario Médico relativa a un debate celebrado con el objetivo de dar respuesta a distintas cuestiones referentes a los acúfenos, organizado por Diario Médico y Laboratorios Salvat, en el que han participado los Dres. Juan Domenech, ORL del Hospital Clínico de Barcelona; Carlos Asensio, Adjunto de ORL del Hospital Nuestra Señora del Prado de Talavera de la Reina (Toledo); María Luisa Mozota, Jefa del Servicio de ORL y Psicóloga del Hospital Universitario del Tajo (Aranjuez); y Francisco J. Martínez, Vicepresidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Tal y como reconocen estos expertos, el tinnitus o acúfeno es un problema que tiene unas peculiaridades muy marcadas que ya se manifiestan desde el momento del diagnóstico, debido fundamentalmente a que aproximadamente sólo una cuarta parte de los afectados lo consultan con el especialista. Y buena parte de esta situación se debe a que el acúfeno sigue siendo un gran desconocido. Todo el mundo sabe lo que es el Alzheimer o la esclerosis múltiple, pero no ocurre lo mismo con los acúfenos, dice Juan Domenech.

Grupos de afectación

Para Martínez, este desconocimiento hace que aún exista cierto pudor a reconocer que se oyen sonidos, por la connotación que ello pueda implicar. Además, muchos de los acúfenos, entre un 30 y un 35 % que generan consulta inmediata en Atención Primaria desaparecen por sí solos, por lo que el paciente no llega al especialista.

Respecto a las repercusiones en la esfera emocional, Carlos Asensio explica que en 2011 la OMS hizo una encuesta sobre la incidencia del acúfeno en la calidad de vida y estableció cuatro grupos primarios de afectación: el sueño, la audición, los pensamientos y emociones y la capacidad de concentración. A partir de esta clasificación hemos empezado a estructurar mejor la afectación sobre nuestros pacientes.

Los expertos hacen hincapié en la incidencia sobre la calidad del sueño. El tinnitus puede producir insomnio o agravarlo si ya se padece, pues por la noche, al no difuminarse con los sonidos externos, el ruido es más intenso. Además, hay entre un 40 y un 50 % de los pacientes que tienen hiperacusia, por lo que todavía son más sensibles a esta situación, comenta Mozota.

El abordaje suele ser sintomático, con vasodilatadores periféricos y algún antihistamínico, y en función del estadio se añaden otros como antidepresivos En cuanto a la posible relación entre tinnitus y depresión, los especialistas no la ven clara. En pacientes con una cierta inestabilidad emocional, el acúfeno puede desencadenar una depresión que ya estaba latente, pero no sé hasta qué punto la puede causar. Lo que sí es cierto es que es una patología que genera en muchas personas un estado de angustia tal que rompen a llorar en la consulta, afirma Domenech.

En esta línea, Francisco J. Martínez apunta a que más que hablar de depresión habría que destacar el efecto tristeza que experimentan al ver que su situación se cronifica. Mozota comenta al respecto que hay teorías, quizás más psicológicas que médicas, que apuntan a una posible asociación entre ambos trastornos al activar el tinnitus zonas cerebrales muy parecidas a las implicadas en los trastornos emocionales, aunque no sea la causa primera de ellas.

Algo similar ocurre con el estrés: Un acúfeno puede causar estrés, pero yo no establecería esta relación a la inversa, dice Martínez.

Para Carlos Asensio, el estrés no es la causa, sino que puede influir en cómo el paciente interpreta ese problema o reacciona ante él. Más allá de lo que pueda ocurrir en el oído interno, hay estructuras a nivel del sistema nervioso autónomo y límbico que de alguna manera modulan la respuesta frente al ruido.

Adaptar la respuesta

Lo que sí está claro es que el tinnitus afecta en mayor o menor medida a la calidad de vida. Los test que realizamos en AP en este sentido indican que hay un descenso importante en la calidad de vida, sobre todo en el paciente crónico, que afecta a todas las parcelas. Todos reportan una sensación de estar continuamente fastidiados, y esto les genera unas respuestas adaptativas que van desde los bloqueos emocionales en sus relaciones (de pareja, con los hijos) hasta la aparición de ideas de suicidio o la petición al especialista de que les prive del nervio auditivo. Otro aspecto a tener en cuenta es el uso indiscriminado de fármacos, ya que con el paso del tiempo recurren a hipnóticos, antidepresivos y otro tipo de medicamentos con la intención de eliminar ese ruido que les persigue, dando lugar a un consumo importante que en ocasiones puede entrar en el terreno de la adicción, señala Asensio.

Con todo, es la forma en la que el individuo reacciona frente a este problema lo que lo convierte o no en paciente. Si la reacción es buena y está predispuesto a integrar el tinnitus en su vida, el problema puede ser hasta anecdótico.

Hoy por hoy no existe una terapia única que haga desaparecer el acúfeno en todas las personas que lo padecen, aunque hay en marcha una serie de estudios muy interesantes en este sentido, pero el problema es que las peculiaridades de esta patología hacen que tanto las investigaciones como sus resultados vayan a un ritmo más lento, comenta Domenech.

El tratamiento se ajusta tanto al tipo de tinnitus como a la fase en la que se encuentra. Básicamente es sintomático, con vasodilatadores periféricos y algún antihistamínico, y en función del estadio se añaden otros como antidepresivos, los cuales, si bien su eficacia sobre el tinnitus es nula, juegan un papel importante en hacer que el paciente se sienta mejor. En AP, una vez que establecemos el diagnóstico y tenemos las opciones claras, se acaban usando fármacos con un uso compasivo, pero que son efectivos para la calidad de vida, dice Martínez.

A pesar de que son los síntomas neuropsiquiátricos los que suelen tener mayor repercusión, yo no utilizo antidepresivos, sino que recurro a sustancias fundamentalmente vasodilatadoras; si no se consigue nada en ese sentido, se puede optar por otras alternativas como las terapias sonoras o la terapia cognitivo-conductual, señala Carlos Asensio.

Respecto a estas opciones, Mozoto comenta que, aunque la terapia conductual parece que no mejora el acúfeno, los ensayos apuntan a que beneficia la calidad de vida. “Hay experiencias también con otras terapias como la estimulación magnética transcraneal, pero tenemos que ir a lo seguro, adaptando el tratamiento a cada paciente, y lo que sí sabemos al 100 por cien es que los vasodilatadores o sustancias como la melatonina pueden mejorar mucho”.

En este sentido, Asensio señala que en los últimos tiempos tenemos algunas novedades terapéuticas como la melatonina, el ginkgo biloba (que en Europa se encuentra entre los tres tratamientos más utilizados) o la 5-hidroxitriptamina. Son una farmacología menos complicada y arriesgada que el uso de antidepresivos y tienen una repercusión positiva en la calidad de vida.

Manejar la angustia y la ansiedad que padecen muchos de los afectados es la razón por la que en ocasiones, más de las que quisiéramos, apostilla Domenech, estos se derivan a la consulta del psicólogo o el psiquiatra, lo que no suele ser bien aceptado por el paciente. Es difícil hacerles entender que esta decisión busca ayudarles a gestionar las alteraciones anímicas que les genera el acúfeno. El factor tiempo es fundamental para estos pacientes: quieren soluciones rápidas y efectivas, que les quites el ruido ya, y eso es algo de lo que carecemos en esta patología.

Para Mozota, uno de los retos del abordaje del tinnitus es desterrar esa tendencia que aún tienen muchos médicos, casi un 70 por ciento, a decir a los pacientes que eso no se quita: Es frecuente que, tras hacerles una terapia sonora y un tratamiento, los pacientes se sorprendan de haberse curado, como si esta posibilidad nunca hubiera entrado en sus planes.

Conclusiones

Prevalencia. Afecta a un 7 a 10 % de españoles. Sólo es grave en un 1,6 a 1,8 % de los casos. La edad y el antecedente de exposición al ruido aumentan su prevalencia.

Estado de ánimo. Muchos pacientes sufren alteraciones como estrés, angustia o tristeza que pueden llegar a incapacitarles. De ahí la importancia de un abordaje multidisciplinar en el que intervengan un psicólogo o psiquiatra.

Calidad de vida. Las dificultades para dormir y el insomnio son muy frecuentes en estos pacientes. También afecta a la audición, los pensamientos, las emociones y la concentración.

Tratamiento. No hay un fármaco que solucione el acúfeno. La melatonina, el ginkgo biloba y la 5-hidroxitriptamina mejoran el estado de los pacientes.

Mensaje positivo. Hay que erradicar la creencia de que el tinnitus no se cura y explicar a los pacientes que entre el 60 y el 65 por ciento mejoran con el tratamiento, que es esencialmente sintomático.