Como se ha explicado reiteradamente, la mayoría de investigadores coinciden en que el tinnitus es consecuencia de un funcionamiento anómalo del cerebro, con frecuencia funcionando en tándem con las células ciliares localizadas en el oído interno. Para comprender mejor como tiene lugar tal funcionamiento anómalo del cerebro, puede ser útil conocer, aunque sea de forma elemental, cómo funcionan las neuronas (células nerviosas) y qué puede alterar su funcionamiento.
Dependiendo de la severidad del tinnitus y de la capacidad del paciente para manejarlo, el otorrino puede haber prescrito algunos fármacos de forma temporal. Normalmente el objetivo de los fármacos utilizados para tratar el tinnitus son los neurotransmisores. Comprender el papel de los neurotransmisores ayuda al paciente a ser más proactivo en su tratamiento, ayudando a ser consciente de lo que ocurre en su cerebro y en su cuerpo cuando los neurotransmisores están influenciados por determinados fármacos y por determinadas substancias, los alimentos entre ellas.
El cuerpo y el cerebro están en constante comunicación, enviando mensajes en ambos sentidos, que son recibidos, interpretados y transformados en acciones. El cerebro recibe los estímulos que recogen los sentidos: vista, oído, tacto, olfato, etc. y comunica a distintas partes del cuerpo las reacciones a adoptar ante los estímulos recibidos. Estas comunicaciones viajan de neurona a neurona constituyendo el tejido nervioso. La conexión de dos neuronas contiguas que recibe el nombre de sinapsis, tiene lugar gracias a los neurotransmisores presentes en la sangre. Piénsese que las sinapsis son un puente invisible a través del cual viajan las comunicaciones hasta alcanzar su objetivo. Las transmisiones de estas señales pueden ser influenciadas por la naturaleza de los neurotransmisores presentes, pudiendo ser “frenada” en su viaje, lo que conocemos por inhibición, y lo contrario, pueden ser “acelerada” lo que conocemos por excitación.
Los neurotransmisores son elementos químicos que permiten que las señales viajen a través de las sinapsis (el puente imaginario) hasta su destino. Los neurotransmisores inhibidores crean una sensación de relajación y calma; y los excitantes estimulan las funciones del cerebro. Cuando el nivel de uno o de varios neurotransmisores no es el ideal, puede ser un exceso o un defecto del nivel ideal, puede dar lugar en una alteración de las funciones del cerebro y/o del cuerpo. La relación entre el cerebro y el cuerpo es muy compleja, y los neurotransmisores tienen un papel destacado en esta relación. Así, un problema que se inicia en el oído puede terminar con un trastorno en el cerebro. En el cerebro hay del orden de 100 neurotransmisores, aunque solo unos pocos tienen influencia en el tinnitus, siendo los más importantes el ácido gamma-butirico (GAMMA), la dopamina, la serotonina y el glutamato. Hay otros neurotransmisores que contribuyen a modificar la intensidad con la que se percibe el tinnitus, pero su investigación está en sus etapas iniciales. Por ahora, vamos a centrarnos en los neurotransmisores que han sido estudiados con mayor profundidad en cuanto a su influencia en el tinnitus.
GABA (ácido gamma-butírico) es el neurotransmisor más abundante en el cerebro, siendo el más inhibidor y relajante. Si los niveles de GABA son normales tiene lugar una reducción del estrés, la ansiedad y el nerviosismo. El GABA bloque los impulsos nerviosos asociados a la ansiedad procedentes de los centros motores del cerebro. Todas estas acciones tienen lugar uniéndose a determinados receptores existentes en el cerebro, que son los mismos a los que van dirigidos los fármacos denominados benzodiacepinas que son fármacos con acción sobre el sistema nervioso central. Suelen prescribirse para combatir la ansiedad. Uno muy común es el alprazolam (xanax) prescrito con frecuencia para reducir la ansiedad que acompaña al tinnitus.
La importancia de disponer de suficiente GABA se ha demostrado estudiando los niveles de los distintos neurotransmisores en la sangre que riega el cerebro. En cuanto al GABA existe una correlación entre la severidad del tinnitus y un nivel significativo de GABA en el cortex auditivo (área del cerebro que procesa los sonidos). Asimismo el GABA protege a la cóclea de ototoxicidad y aumenta la motilidad de las células ciliares.
Los suplementos de GABA que se venden sin receta son muy populares como una ayuda para dormir. Aunque algunos de estos suplementos pueden no llegar al cerebro ya que no pueden cruzar la barrera hematoencefálica, son eficaces para muchas personas para inducir relajación y reducir la ansiedad que con frecuencia acompaña al insomnio. Estos suplementos suelen ser económicos. Aunque se han vendido sin receta desde hace muchos años y parece que son seguros, la información que existe sobre sus posibles interacciones con fármacos que esté tomando el paciente es escasa. Las embarazadas y las que dan el pecho deben abstenerse de tomar suplementos de GABA.
La dopamina es el neurotransmisor que ayuda a monitorizar el metabolismo. Controla nuestra energía, contribuye a que tengamos nuevas ideas, y refuerza nuestra motivación cuando abordamos un proyecto que nos apasiona. Demasiada dopamina puede crear un estado maníaco, mientras que un déficit de dopamina da lugar a apatía y depresión. Aunque la dopamina se genera en unas pocas áreas del cerebro, sus receptores están ampliamente distribuidos en el propio cerebro. En el córtex frontal la dopamina está involucrada en funciones ejecutivas como la atención. Es frecuente que personas con tinnitus se quejen de sus dificultades para concentrarse; lo cual no solo es debido al ruido percibido continuamente ya que la deficiencia de dopamina es otro factor.
El tinnitus causa depresión con frecuencia, lo que a su vez puede causar que la persona se focalice excesivamente en su tinnitus. Se especula con que incrementando los niveles de dopamina se puede reducir la molestia ocasionada por la percepción del tinnitus. Desafortunadamente, utilizar suplementación excesiva de dopamina puede alterar a largo plazo la regulación natural de dopamina que realiza el propio cuerpo, lo que puede llevar a que la persona se vuelva apática. Por otra parte, para alguien con trastornos asociados a bajos niveles de dopamina, hiperactividad y déficit de atención por ejemplo, algunos estudios han puesto de relieve que el aumento de los niveles de dopamina puede ser una ayuda tanto a corto como a largo plazo. No obstante, la investigación para establecer qué niveles de dopamina hay que alcanzar mediante suplementación y su duración es escasa.
Así como la dopamina es conocida como el neurotransmisor que nos hace sentir bien. Como alternativa a los fármacos una excelente forma de incrementar la dopamina es hacer ejercicio. Muchas personas con tinnitus afirman sentirse mejor después de hacer ejercicio, sea correr, ir en bicicleta o en el gimnasio. Otra forma de aumentar la dopamina sin recurrir a fármacos es la meditación como el mindfulness. Ejercicio y meditación aumentan la actividad de las ondas alfa, lo que a su vez aumenta la dopamina y la serotonina.
El neurotransmisor serotonina es inhibidor, y ayuda a mantener el buen humor y es responsable de contrarrestar los neurotransmisores excitantes. La serotonina se produce en el tracto digestivo en el que se genera el 90 % y en el cerebro.
Muchas personas conocen la existencia de los fármacos ISRS inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que constituyen un grupo terapéutico de fármacos antidepresivos que bloquean la absorción de serotonina por el cerebro, lo que significa que el paciente dispone de más serotonina en sangre lo que influye inhibiendo la comunicación entre neuronas o células nerviosas. Mayor cantidad de serotonina da lugar a relajación y buen humor. Si la persona está ansiosa es posible que su nivel de serotonina sea bajo lo que afecta a su sensación de bienestar. Dado que la ansiedad es un factor agravante de la percepción del tinnitus, es preciso hacer cuanto se pueda para evitar o limitar la ansiedad, lo que le ayudará a evitar pensamientos catastróficos en relación al tinnitus. Dos ejemplos de tales pensamientos pueden ser: mi vida ha quedado arruinada por el tinnitus y no puedo vivir con este ruido. Se trata de pensamientos que aparecen al inicio de percibir un tinnitus intrusivo, pero que podrán ser superados con la ayuda de profesionales.
Distintos facultativos han observado que existe una relación entre la severidad percibida del tinnitus y la baja concentración de serotonina, aunque no nos consta que exista algún estudio que confirme esta relación de forma estadísticamente significativa.
La serotonina está sintetizada por determinadas neuronas a partir del aminoácido triptófano, que se encuentra en la composición de las proteínas alimenticias. Tiene un papel importante en la coagulación de la sangre, la aparición del sueño y la sensibilidad a las migrañas. Es precursora de la melatonina, hormona que produce el propio cuerpo humano y que regula el ciclo del sueño. Las concentraciones elevadas de serotonina corresponden a estados de calma, autocontrol, estabilidad del humor y sociabilidad. Las concentraciones bajas comportan hiperactividad, agresividad, impulsividad, irritabilidad, insomnio, ansiedad y depresión, y distorsiones perceptivas como el tinnitus y la hiperacusia, y distorsiones cognitivas sobre uno mismo, sobre el mundo y sobre el futuro.
En la sangre, la serotonina debería situarse entre 40 y 400 mg/ml en hombres y un poco más en mujeres. Se mide mediante un análisis de sangre, aunque conviene saber que los resultados que se obtengan pueden ser solo orientativos, ya que la concentración de serotonina en la sangre que circula por el cerebro puede ser menor que la obtenida en un análisis de sangre extraída de cualquier parte del cuerpo. Ello es debido a la existencia de la llamada barrera hematoencefálica existente alrededor del cerebro que impide que muchas sustancias, tóxicas o no, la atraviesen protegiendo con ello al cerebro y permitiendo el paso de oxígeno y de nutrientes, y puede ser que la serotonina no atraviese totalmente dicha barrera.
Dando por sentado que la serotonina influye en la percepción del tinnitus, interesa conocer qué provoca un descenso de su concentración: la ansiedad, el alcohol, el tabaco, las sustancias psicoactivas y una alimentación inadecuada; y qué da lugar a un aumento de su concentración: la relajación (natural o inducida), el ejercicio físico y una alimentación rica en triptófano. Existen alimentos ricos en triptófano tanto de origen animal como vegetal:
- Carne (sobre todo pavo y pollo) y pescado azul (salmón, atún).
- Huevos, sobre todo en la yema.
- Lácteos.
- Plátano, piña, aguacate y ciruela. Berros, espinacas, remolacha, zanahoria, apio, alfalfa, brócoli, dátiles.
- Frutos secos (almendras, nueces, pistachos). También aportan cantidades interesantes de magnesio y omega-3.
- Chocolate negro.
- Cereales (en especial integrales, arroz y avena). Aumentan la secreción de insulina que favorece la transformación de triptófano en serotonina.
- Semillas (sésamo, calabaza, girasol).
- Legumbres (garbanzos, lentejas, habas, soja…) que además aportan B1, B3, B6, B9 y magnesio.
- Levadura de cerveza.
Existen complementos de triptófano disponibles en farmacia, pero su ingestión debe ser aconsejada por el médico ya que pueden dar lugar a interacciones farmacológicas perjudiciales con otros fármacos que el paciente esté tomando.
Para aumentar la concentración de serotonina con objeto de reducir la percepción del tinnitus interesa practicar todo lo que reduzca la hiperactividad cerebral: relajación (respiración diafragmática, relajación progresiva, autohipnosis, mindfulness); incrementar el ejercicio físico; alimentación rica en triptófano; alimentación con alimentos naturales evitando todo lo que se pueda los procesados; y en algunos casos, y con consejo médico, farmacología.
En cuanto al grupo de fármacos ISRS citados anteriormente, deben ser prescritos por el médico, ya que la automedicación puede dar lugar a interacciones farmacológicas nocivas con otros fármacos que pueda estar tomando el paciente, e incluso su abuso puede dar lugar a ototoxicidad en algunos casos.
El glutamato es el neurotransmisor más excitante del sistema nervioso central. Su función en las sinapsis es muy importante y además tiene un papel importante en la plasticidad cerebral. El problema con el glutamato es que podemos tener una concentración excesiva. Cuando los niveles de glutamato exceden los niveles que el cuerpo puede manejar, además de acelerar las transmisiones nerviosas pueden dar lugar a daños en las neuronas e incluso su muerte, salvo que la concentración de GABA sea suficiente para compensar el exceso de glutamato.
Los glutamatos son las sales del ácido glutámico, siendo el monosódico MSG el más habitual, utilizado como potenciador del sabor en muchos de los alimentos procesados que actualmente forman parte de nuestra dieta. En nuestra lengua tenemos receptores que perciben el glutamato, y por ello nuestro gusto además de los sabores conocidos: dulce, salado, etc. detecta el umami o sabor del glutamato, término utilizado por su descubridor que significa: sabor placentero. Los fabricantes de estos alimentos procesados lo utilizan para mejorar el sabor de sus productos y conseguir así aumentar sus ventas. Es un compuesto descubierto en Japón y utilizado en todo el mundo, sobre todo en las cocinas orientales, aunque en los últimos años lo utilizan también las cocinas occidentales. Para evitar consumir GMS en exceso es imperativo consumir productos orgánicos y dejar de consumir alimentos procesados. Antes de comprar cualquier producto procesado (salsas, galletas, alimentos congelados y comida chatarra) hay que leer las etiquetas, y si tiene glutamato monosódico GMS pensarlo dos veces antes de comprarlo. En ocasiones etiquetan al GMS de otra manera, como: la proteína texturizada, el alimento para levadura, el concentrado de proteína de soja, la gelatina o el nutriente de levadura.
Hay una controversia alrededor de la seguridad de la adición del MSG en los alimentos procesados que adquirimos. La FDA (Food and Drug Administration de USA) lo clasifica como producto seguro, y la correspondiente agencia de la Unión Europea lo considera un aditivo autorizado hasta determinados límites. En algunos países hay agrupaciones de consumidores que se oponen a su utilización e incluso existen webs describiendo los efectos nocivos del exceso de MSG y de otros glutamatos.
Remitimos al lector a Apat63 páginas 7 y 8, en las que aparece una amplia descripción de este neurotransmisor excitante.
En resumen, nos interesa que las concentraciones de GABA, dopamina y serotonina se encuentren en sus niveles altos, en tanto que nos interesa controlar el exceso en la concentración de glutamato. Pero ¿Cómo hacerlo? A lo largo de la presente información se exponen algunas recomendaciones basadas en la alimentación habitual, el ejercicio y la meditación. En cuanto al empleo de fármacos o de suplementos es indispensable la consulta al médico para evitar que puedan dar lugar a efectos secundarios nocivos e interacciones farmacológicas perjudiciales con otros fármacos que el paciente esté tomando.De todo lo expuesto parece deducirse que, si pudiéramos, deberíamos volver a la alimentación de nuestros abuelos o bisabuelos: productos que daba el campo y el ganado, y ausencia total de alimentos procesados. Sería un sacrificio, pero tal vez para los que tenemos tinnitus sería un sacrificio agradecido.Nota relativa al glutamato. En la televisión catalana, y suponemos que en otras televisiones sean nacionales o autonómicas, un conocido fabricante de caldos y de zumos con instalaciones en Almeria, anuncia que sus productos no llevan glutamato. Obviamente nos quiere llamar la atención sobre los alimentos procesados que llevan glutamato, que deben ser los de sus competidores.