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APAT ASOCIACIÓN DE PERSONAS AFECTADAS POR TINNITUS
Con la ayuda de:
ACÚFENOS
Los acúfenos o tinnitus se definen como la percepción de un sonido sin que exista una fuente sonora externa
que los origine. Se trata de un síntoma, no de una enfermedad, pudiendo afectar a uno de los oídos o a los
dos, de manera continua o intermitente, o referirse a la cabeza.
En España no hay cifras de prevalencia, pero en Estados Unidos, según datos del National Center of Health
Statistics se sabe que es más común en hombres que en mujeres y también que aumenta con la edad. Según
la misma fuente se estima que aproximadamente un 12% de los hombres entre 65 y 74 años están afectados.
No todos los afectados lo perciben de la misma manera, y según la American Tinnitus Association se estima
que, aproximadamente en una cuarta parte de ellos, puede llegar a interferir con su actividad diaria.
Todavía hoy en día, su fisiopatología no está claramente determinada y se piensa que podían estar afectadas
diferentes áreas del sistema nervioso central y periférico, lo que podría explicar la distinta percepción del síntoma
y su diferente respuesta a los distintos tratamientos.
La ototoxicidad puede tener distintas causas como son el envejecimiento, la exposición a ruidos intensos, diferentes
enfermedades y la acción de ciertos medicamentos, entre otras. En esta revisión, nos centraremos
en los medicamentos que causan ototoxicidad.
OTOTOXICIDAD POR FÁRMACOS
Los fármacos ototóxicos son aquellos que causan efectos lesivos sobre las estructuras vestibular y coclear del
oído. La toxicidad coclear que se manifiesta con acúfenos, pérdida de audición, y en ocasiones dolor en el oído,
es más fácil de diagnosticar que la vestibular, que puede ocasionar vértigo, mareo, ataxia y nistagmus.
Los primeros casos de ototoxicidad se manifestaron tras la introducción en la clínica de la estreptomicina en
1944 y su aplicación en el tratamiento de la tuberculosis. Una gran parte de los pacientes tratados desarrollaron
alteración vestibular y coclear, de carácter irreversible. Posteriormente la ototoxicidad también se demostró
con otros antibióticos aminoglicósidos. Actualmente se incluyen otros antibióticos, antineoplásicos derivados
del platino, salicilatos, quinina y diuréticos potentes.
El mecanismo de la acción ototóxica puede variar de un grupo a otro. También puede ser permanente o reversible,
dependiendo del tipo de medicamento, dosis y duración del mismo. Así, se sabe que los salicilatos,
la quinina y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) causan mayoritariamente daño que cesa al suspender
el tratamiento. En el caso de los antibióticos aminoglicósidos la sordera que producen, sólo es reversible en
el 50% de los pacientes.
Los grupos terapéuticos más relacionados con los acúfenos y otras formas de ototoxicidad son:
Salicilatos. La ototoxicidad se relaciona con la dosis administrada y normalmente es reversible. Cuando se
utilizan a dosis bajas (tratamiento cardiovascular) no suelen causar acúfenos, excepto en pacientes especialmente
susceptibles. La aparición de acúfenos se ha relacionado con la administración de dosis elevadas de
aspirina en el tratamiento de las enfermedades reumáticas. El tinnitus es un síntoma que precede a la sordera.
Antibióticos aminoglicósidos. Pueden causar daño tanto coclear como vestibular, y el tipo de lesión varía
según el antibiótico utilizado. Por ejemplo, la amicacina produce fundamentalmente daño coclear (que puede
cursar con tinnitus y sordera), y la gentamicina y tobramicina se han relacionado fundamentalmente con daño
ACÚFENOS Y FÁRMACOS. OTOTOXICIDAD
Pilar Lalueza Broto y Lourdes Girona Brumós
Farmacéuticas Especialistas en Farmacia Hospitalaria.
Hospital Universitari Vall d’Hebron, Barcelona
vestibular, y en menor grado con lesión coclear. La ototoxicidad se relaciona con un aumento de las concentraciones
del aminoglicósido en el oído interno, por lo que se recomienda no superar las dosis y la duración
del tratamiento recomendado en ficha técnica. Pacientes con alteración de la función renal, o a los que se administran
otros fármacos que puedan alterar la eliminación renal o generar ototoxicidad, deben requerir una
especial supervisión.
Los aminoglicósidos pueden administrarse en forma de gotas óticas, por lo que debe tenerse precaución especialmente
en grupos de riesgo. Deben controlarse las dosis y la duración de los tratamientos.
Antineoplásicos. El principal grupo que puede causar ototoxicidad son los derivados del platino, especialmente
el cisplatino y en menor grado el carboplatino y el oxaliplatino. Se ha documentado tinnitus y/o sordera.
La ototoxicidad que producen es progresiva y presenta una incidencia elevada. El tinnitus reversible puede ocurrir
con dosis bajas. La pérdida de audición parece ser dosis dependiente y esta afectada por otros factores
como la edad, función renal y lesión ótica previa.
Diuréticos potentes. La ototoxicidad sólo se ha presentado con dosis elevadas, y se ha documentado como
irreversible cuando se han asociado con otros fármacos ototóxicos, como los aminoglicósidos.
Quinina y cloroquina. Aunque la quinina no está comercializada en España se importa como medicamento
extranjero y se utiliza en el tratamiento de la malaria. La ototoxicidad que ocasionan puede ser permanente,
especialmente si se utiliza en dosis altas y tratamientos prolongados. Se ha descrito tanto tinnitus como sordera.
En la tabla que sigue se describen todos los fármacos en que se ha descrito este efecto adverso, independientemente
de la frecuencia en que se da. Se incluye el principio activo, las marcas comerciales registradas
en España, y el grupo terapéutico al que pertenecen. Hay que tener en cuenta, que muchas fuentes incluyen
los acúfenos como una manifestación de la ototoxicidad, sin diferenciarlo específicamente. La fuente principal
de esta revisión, Micromedex, especifica claramente esta diferenciación.
Factores que afectan la ototoxicidad
1. Concentración de fármacos en el oído interno. Probablemente es el factor más importante en el daño
ótico. Se ve influido por la dosis del fármaco, por la vía de administración, duración del tratamiento y por factores
relacionados con su eliminación.
2. Características del paciente. Algunas personas pueden presentar una mayor sensibilidad hacia los fármacos
ototóxicos, por causas genéticas, edad avanzada, enfermedad renal o hepática, audiograma alterado,
deshidratación, septicemia, etc.
3. Asociación de fármacos ototóxicos. La potenciación de la ototoxicidad cuando se administran dos o más
fármacos con este efecto adverso.
COMENTARIO FINAL
Es importante valorar el riesgo y el beneficio en todo tratamiento farmacológico, por lo que en ocasiones en
que no hayan otras alternativas terapéuticas, puede ser necesario administrar un fármaco ototóxico en un paciente
con tinnitus o sordera. En estos casos es obligado tomar precauciones para reducir el riesgo de ototoxicidad,
como por ejemplo, ajustar la dosis y la duración del tratamiento a las características del paciente y a
su patología de base, así como monitorizar la función auditiva, controlando periódicamente, la posible aparición
de acúfenos, vértigo, pérdida de audición, etc., antes, durante y después del tratamiento.
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