Algo se removió en mi. Llamé al trabajo y les dije que me retrasaría un rato porque tenía un problema familiar, pero que compensaría las horas más tarde. Le dije que nos ibamos a dar un paseo y hablar.
Entre lágrimas me contó como se lo habían detectado, las pocas respuestas que le daban los médicos, la inexactitud de su diagnóstico y pronóstico de mejora, que le producía mucha incertidumbre y ansiedad. Me contó que buscaba en Internet (algo que creo que compartimos todos los foreros...) y encontró historias muy dramáticas, en las que no se encontraba casi esperanza para curarse.
Al escucharla, algo me removió por dentro y lo pensé. ¿Os dais cuenta que hay muy pocos testimonios de las personas que han logrado convivir con el acúfeno de una manera completamente normal?
Y este es el motivo por el que estoy aquí de nuevo.
Mi amiga, llamémosla María, podría ser la siguiente persona que venga a este foro, se registre y busque sin cesar la respuesta que está buscando: "todo estará bien, serás feliz, triunfarás en la vida, y serás normal, porque yo soy la prueba de que se puede conseguir".
En el 2014, escribí un mensaje de "despedida" en el cual agradecí a muchos foreros de aquí, el tiempo invertido en que yo sanara y me encontrase lo mejor posible. Los que me recuerdan, sabrán que llegue al foro en una situación muy límite, con muchísima ansiedad, y rozando casi el riesgo de un intento auto-lítico. Y digo riesgo, porque fui capaz de hacer hasta un testamento vital de últimas voluntades por si mi suicidio no salía como esperaba...
Es muy duro remover aquella época. Fueron días desesperanzadores. Me acuerdo que eran Navidades, y estaba muy triste, sin parar de llorar, y sin comprender porque de entre todas las personas que había en el mundo, me había tocado a mi padecer aquel insoportable pitido. Todavía tenía la esperanza de que pasados 9 meses, mi acúfeno no se consolidara y pudiera retomar de nuevo mi vida normal. Por ello, me hice un seguro privado, acudí a los mejores otorrinos de galicia, me hice mil pruebas, chequeos, SERGAS, de todo....más no encontré la cura. Y pasados los 9 meses, mi acúfeno se instaló definitivamente en mi cabeza.
Incluso recuerdo haber tenido una época en la que me dije a mi misma: me doy 6 meses para aguantar esto, si no consigo sobrellevarlo, me quito la vida. Esa era mi meta. Vivir el día a día, y si en 6 meses, no lograba habituarme, me iría de este mundo. Incluso esta idea, completamente descabellada, consiguió apaciguar ligeramente mi ansiedad y mis ánimos.
Después pasaron los meses, y otras cosas sucedieron en mi vida, cosas felices, tristes que poco a poco fueron empañando aquel recuerdo del domingo post fiesta de sábado noche, donde conocí a mi compañero: el acúfeno.
Cabe destacar que no fui a terapia psicológica, ni realice otras terapias que aquí los foreros recomiendan, en parte, por desidia. Si que me recetaron algún ansiolítico, que la verdad, me vino muy bien durante esos meses que andaba muy revuelta.
Y aquí estoy, 2 años después, sin acordarme para nada del acúfeno. Os lo juro. A veces lo escucho, pero no le doy mayor importancia, centro mi atención en otros problemas mayores que tengo ahora mismo (esto de encaminarme hacia los 30, jejejeje).
Muchos podreis decir, quizás te curaste, si eres incapaz de darte cuenta que está ahí. No, amigos. No me curé. Esta es la magia de la HABITUACIÓN. Si yo ahora me quedo en silencio, y centro mi atención en él, claro que los escucho, más intensos que nunca. Pero les perdí el miedo, me rendí a ellos, acepte esto como otra condición más que conforma mi persona, y que creo que me ha hecho más humana y sensible al dolor de los demás. Como el que tiene colesterol, hipertensión, diabétes, ansiedad, etc.
Mucha fuerza de verdad, y recordar que todo es pasajero. Una vez una muy amiga me dijo algo muy acertado: Cuando comienzas tu camino en la lucha por la habituación al acúfeno, ves la meta, eres capaz de ver los obstáculos que te encontrarás, e incluso lo poco que estás avanzando. Pero cuando caes en una crisis, es como si tu mismo hubieses caído en un socavón, en el que no ves ni el sendero recorrido, ni la meta, pero también has avanzado, porque el simple hecho de estar ahí, ya significa que has avanzado.
Creo que nada más...Cualquier duda que tengais estoy dispuesta a responderlas en este hilo o por privado. Un besazo. y Feliz Año!!!!!!!!!!!!!
