El 90 % de nuestros pensamientos diarios son negativos.
Publicado: 25-11-21 12:59
Pensar y pensar, lo hacemos constantemente, todos los días. Miles de ideas se cruzan en nuestra mente, tanto que los estudios científicos han determinado que podemos llegar a tener alrededor de unos 60.000 pensamientos al día. Si nos paramos un momento y reflexionamos sobre ellos, nos daremos cuenta de varias cosas: la mayoría se repiten, gran parte de ellos son negativos, y además muchos se refieren a hechos pasados. La cuestión es que lo queramos o no, tal y como dicen los expertos, estos influyen en nuestro estado emocional, en cómo nos sentimos, y al final pueden determinar nuestro comportamiento.
Parece ser, si es que las cifras son exactas, según Mike Holderness publicó en la revista New Scientist, una persona en toda su vida puede pensar hasta 10 elevado a 80.000.000.000.000 cosas-ideas-recuerdos- emociones. Cifra que de ser verdad, dicen supera los átomos existentes en el universo visible. Este cálculo está basado en las neuronas del cerebro medio humano y las conexiones entre sí.
Uno de los principales problemas es que muchos de esos pensamientos son negativos. Y esto puede ser un impedimento para avanzar o llevar una vida plena. Tendemos a ver las cosas de una forma que nos perjudica y nos sumergimos en un pesimismo que a veces nos vemos incapaces de controlar. ¿Cuántas veces nos hemos dicho “es que no me lo puedo quitar de la cabeza”?
Sin embargo, la buena noticia es que esas ideas, distorsionadas en numerosas ocasiones, se pueden trabajar para transformarlas es positivas o en otras que no nos hagan daño, explican los psicólogos.
Para ello hay distintas fórmulas, se trata de dedicar un tiempo a esos pensamientos negativos y analizarlos, porque nosotros y solo nosotros somos dueños de los mismos, y este es el primer paso que debemos dar. Cuando seamos conscientes de esta realidad, es cuando estaremos preparados para modularlos.
Muchos de ellos están condicionados por lo que nos han enseñado, por nuestras propias vivencias, el ambiente cultural que nos rodea o el lugar en el que hemos crecido.
Después, debemos parar y reflexionar detenidamente por qué hemos llegado a pensar de forma negativa sobre un asunto concreto y probablemente podremos llegar a un punto en que podamos la vuelta a la tortilla. En estos casos, recurrir a la escritura puede ser una buena terapia, pues escribiendo recordamos mejor y releyendo podemos volver a repensar sobre lo que nos llevó a una situación concreta.
También hay otro método, y es intentar parar ese sentimiento negativo que nos asola. Si hacemos esto de una forma consciente una y otra vez, llegará un momento en que este irá perdiendo fuerza en esas conexiones neuronales que lo desencadenan, y al final tenderá a debilitarse y a desaparecer.
Parece ser, si es que las cifras son exactas, según Mike Holderness publicó en la revista New Scientist, una persona en toda su vida puede pensar hasta 10 elevado a 80.000.000.000.000 cosas-ideas-recuerdos- emociones. Cifra que de ser verdad, dicen supera los átomos existentes en el universo visible. Este cálculo está basado en las neuronas del cerebro medio humano y las conexiones entre sí.
Uno de los principales problemas es que muchos de esos pensamientos son negativos. Y esto puede ser un impedimento para avanzar o llevar una vida plena. Tendemos a ver las cosas de una forma que nos perjudica y nos sumergimos en un pesimismo que a veces nos vemos incapaces de controlar. ¿Cuántas veces nos hemos dicho “es que no me lo puedo quitar de la cabeza”?
Sin embargo, la buena noticia es que esas ideas, distorsionadas en numerosas ocasiones, se pueden trabajar para transformarlas es positivas o en otras que no nos hagan daño, explican los psicólogos.
Para ello hay distintas fórmulas, se trata de dedicar un tiempo a esos pensamientos negativos y analizarlos, porque nosotros y solo nosotros somos dueños de los mismos, y este es el primer paso que debemos dar. Cuando seamos conscientes de esta realidad, es cuando estaremos preparados para modularlos.
Muchos de ellos están condicionados por lo que nos han enseñado, por nuestras propias vivencias, el ambiente cultural que nos rodea o el lugar en el que hemos crecido.
Después, debemos parar y reflexionar detenidamente por qué hemos llegado a pensar de forma negativa sobre un asunto concreto y probablemente podremos llegar a un punto en que podamos la vuelta a la tortilla. En estos casos, recurrir a la escritura puede ser una buena terapia, pues escribiendo recordamos mejor y releyendo podemos volver a repensar sobre lo que nos llevó a una situación concreta.
También hay otro método, y es intentar parar ese sentimiento negativo que nos asola. Si hacemos esto de una forma consciente una y otra vez, llegará un momento en que este irá perdiendo fuerza en esas conexiones neuronales que lo desencadenan, y al final tenderá a debilitarse y a desaparecer.