esperamos y deseamos, que algún día acierten con el tratamiento o la medicación, que haga desaparecer nuestros acúfeno
Cuando conoces la nueva medicina germánica (NMG) descubres que NUNCA llegan las soluciones desde fuera.Y estoy seguro de que a nadie le importa de donde venga la solución
Una persona implicada en encontrar una solución a sus problemas de salud, ante todo asume que es su responsabilidad y su tarea. De ningún modo te van a "curar" desde fuera.
Es muy cierto que el simple hecho de conocer la NMG ya podríamos considerar que si puede llegar una ayuda desde el exterior, pero no me estoy refiriendo a ese tipo de ayuda.
Cuando te enfrentas a lo que te sucede, solo tú vas a poder actuar para propiciar la curación. Por esta razón a quienes no conocen la NMG y se quieren tratar con ella, esperan a un médico que esté diciéndoles en cada momento qué hacer, y de acuerdo que se puede tener a un guía y esto puede ser positivo, pero siempre, en ese camino te vas a encontrar tú solo tomando decisiones, lidiando con síntomas...
En apariencia la curación de los acúfenos, que más bien no es el acúfeno lo que pretendemos curar sino que queremos abordar lo que los originó, curándonos de ese conflicto inicial, no es, en teoría, complicado.
Pero sí que nos encontramos con ciertos contratiempos:
1) Puede que haya transcurrido mucho tiempo, y tengamos un poco perdido ese conflicto inicial.
2) Es posible que nos hayan afectado una variedad notable de conflictos desencadenando respuestas que en ocasiones logran una solución rápida. Esto nos puede complicar la tarea de identificación.
3) También nos podemos ver afectados por lo que se conoce como raíles. Inicialmente se produce el shock que nos afecta y en ese entorno puede que asociemos lo traumático con ciertos ruidos, lugares, incluso olores...
Pero imaginemos que no es tan complicado.
Por ejemplo, a una persona la ingresan porque le han dicho que padece COVID. Esa persona quedó aterrorizada con las campañas televisivas que se montaron para que la mayoría de la población se inoculase.
Allí en el hospital teme por su vida, se agobia, se estresa, siente ansiedad, padece insomnio... pero logra salir en pocos días. Ya en su casa descubre su primer acúfeno.
Si le hace caso a la medicina oficial está perdida. Lo que le espera es lo que se puede leer en este foro.
Si decide abordar su problema con la NMG, primero debe de ser consciente de que:
1) La malignidad no existe en su cuerpo. El acúfeno puede ser terriblemente molesto pero el acúfeno también es ella, y lo que pretende es alertarla porque el miedo no ha desaparecido. Ella en el fondo teme lo que le pueda pasar a continuación. Cree en el cuento oficial del contagio COVID, cree que es vulnerable, cree que su cuerpo puede ponerse en contra de ella (la famosa tormenta de citoquinas) y entonces en su ayuda surge el acúfeno. Una señal de alerta para que esté pendiente por la posible llegada de un nuevo atacante.
Como esta pobre persona está completamente confundida por lo que le dicen en la medicina oficial, sigue viviendo lo que le sucede como un ataque, como una desgracia, como una agresión en contra de ella.
El propio acúfeno se convierte en un enemigo interior.
Pues bien, esto sería mucho más largo de abordar, pero lo básico y fundamental es cambiar esa mentalidad. La plena ignorancia de la medicina oficial ha convertido la vida de muchas personas en un terrible infierno.
Esas personas te confirmarán que ciertamente su vida ha sido un infierno, pero creerán que la medicina oficial no tuvo culpa de nada porque no son conscientes de que ese pequeño detalle de creer en esa historia de ataques y malignidad es lo que libera de culpa a la medicina oficial que es quien inocula ese miedo.
Entonces desechar ese tipo de cuentos es el primer paso necesario. Para conseguirlo es de enorme ayuda conocer la NMG porque descubres que la enfermedad si que tiene un sentido, y que tu cuerpo en todo momento pretende ayudarte, pero eres tú quien insiste con la agresión. Sin pretenderlo, creyendo en ese tipo de medicina te has convertido en tu peor enemigo.
2) Liberado del miedo te tocaría abordar la solución del conflicto que hizo posible el acúfeno.
En este ejemplo, el mismo hecho de liberarse del miedo actúa sobre el conflicto inicial que tenía que ver con todo lo que te estaba llegando como información en el hospital. Las enfermeras, los médicos, otros enfermos... todos crean una historia que refuerza el cuento de la malignidad.
Por ejemplo, en tu habitación muere alguien de cáncer y tú que crees en el cuento oficial lo consideras una demostración de la malignidad del cáncer. Ni se te ocurre pensar en lo que desconoces: que se originó por un conflicto biológico, que surgió para ayudarte y que es la medicina oficial la que te ha metido en un callejón sin salida generando en ti un profundo miedo.
Llevamos unas cuatro décadas desde que Hamer descubrió la NMG y desde entonces se han curado en el mundo millones de personas con esta medicina. Un detalle que no es de menor importancia es que en todo este tiempo JAMÁS NADIE ha podido demostrar que Hamer se equivocaba, al contrario, médicos y enfermos lo que han hecho es confirmar, una y otra vez, que la NMG es completamente acertada.
En resumen: aborda un cambio de actitud desechando la enorme mentira que genera miedo con la medicina oficial (mucho cuidado con esto porque esa mentira nos la han metido por todos lados, en películas, novelas, noticias... y no es tan fácil salir de ella) y una vez liberado (no es necesario que llegues a una liberación completa) aborda ese conflicto con el que dio comienzo el acúfeno.
Es posible que el tipo de conflicto para poner en marcha un acúfeno tenga un colorido muy variado, pero lo que yo he encontrado es que en no pocos casos se relaciona con un miedo a la propia integridad. Una enfermedad, un síntoma, algo en nuestro interior que nos causa miedo.
También es posible que se relacione con algo escuchado que en algún sentido se considere una agresión, es decir, que no solo sería una agresión interna sino que también podría llegar desde fuera. Un sonido muy fuerte que en si mismo sea una agresión, pero también algo que escuchamos que sea amenazante.