ACÚFENOS PULSÁTILES

Recientemente hemos tenido dos  consultas de personas con tinnitus pulsátiles. Uno de ellos presentaba un acúfeno pulsátil puro, y el otro aseguraba que percibía un acúfeno pulsátil a la vez que uno continuo y podía distinguir uno de otro. Sabemos que en estos casos, si se descubre la causa del acúfeno pulsátil, la mayoría de ellos pueden ser tratados con éxito. En los casos que no tienen solución, los afectados no tienen otra alternativa que acudir a las terapias de habituación propias de los que tenemos acúfenos subjetivos o neurosensoriales, como las terapias cognitivo-conductuales, la tinnitus retraining therapy, la autohipnosis, etc.

Los sonidos percibidos por causa de los acúfenos son muy variados de una persona a otra, pero en su mayoría suelen ser constantes, como silbidos, zumbidos, resonancias u otros sonidos. Hay algunos tipos de acúfenos que producen un sonido rítmico que conocemos como acúfenos pulsátiles. El ritmo puede coincidir con el ritmo del pulso, en cuyo caso el acúfeno puede estar causado por la circulación de la sangre en los vasos sanguíneos, o puede no coincidir con el pulso caso que puede tratarse de un problema muscular.

En algunos casos el acúfeno pulsátil puede ser percibido por otras personas, sea acercando el oído a la persona afectada o bien mediante un estetoscopio. Por ello este acúfeno se denomina objetivo. El acúfeno pulsátil originado por los vasos sanguíneos a menudo suena como un zumbido, pudiendo estar causado por un estrechamiento de tales vasos, por la presencia de vasos sanguíneos anormales o por un aumento de la circulación sanguínea como se ha observado en casos de anemia severa.

Algunas formas de pérdida auditiva como otoesclerosis pueden estar asociadas a acúfenos pulsátiles. Este origen vascular de los acúfenos puede ser tratado, y en el caso de sospechar que esta es la causa, el paciente debe consultar al médico especialista ya que puede curarse. El tinnitus pulsátil u objetivo estudiado mediante escaners, rayos X u otras pruebas en los vasos sanguíneos tiene posibilidades de ser diagnosticado, aunque en algunos casos la causa del acúfeno no se puede determinar. Si se descubre la causa la mayoría de los acúfenos pulsátiles pueden ser curados.

El tratamiento depende principalmente de la causa. En el caso de la anemia puede ser tratado con medicación o con transfusiones de sangre; los estrechamientos de arterias pueden ser corregidos; los vasos sanguíneos anormales pueden ser eliminados; y los debidos a la otoesclerosis pueden ser corregidos quirúrgicamente. Desgraciadamente algunos acúfenos pulsátiles no tienen una de las causas descritas, en cuyo caso deben acudir a tratamientos como los que conocemos propios de los acúfenos subjetivos.

Los acúfenos pulsátiles asociados a la actividad muscular son muy comunes. Muchos de nosotros hemos experimentado episodios ocasionales sin prestarles atención. El oído medio, el espacio entre el tímpano y la cóclea, tiene tres huesos conocidos como huesecillos, dos de los cuales están unidos a pequeños músculos: el martillo y el estribo. La función de estos músculos aún hoy es objeto de debate, pero probablemente es la de protegernos de los ruidos muy intensos.

Muchas personas observan que cuando están muy cansados los músculos en las esquinas de sus ojos realizan movimientos involuntarios. De forma muy similar, los músculos del oído medio pueden producir contracciones involuntarias, lo que puede crear un sonido que la persona describe como un chasquido rítmico. En otros casos, la persona experimenta una sensación más que un sonido y lo describe como si tuviera un insecto atrapado en su oído. Esto se conoce como síndrome del tensor del tímpano. Ocasionalmente los músculos del paladar pueden producir contracciones involuntarias, que dan lugar a un sonido con suficiente intensidad para ser oído por otras personas.

El acúfeno causado por actividad muscular o por el flujo sanguíneo se conoce como somatosonido o sonido del cuerpo. Al igual que las acúfenos pulsátiles causados según lo indicado anteriormente, otras acciones corporales pueden causar somatosonidos. Por ejemplo, cuando bostezamos o cuando tragamos, abrimos la trompa de Eustaquio, o conducto que equilibra la presión entre la parte posterior de la nariz y el oído, lo que genera un corto chasquido en el oído. Generalmente lo ignoramos, pero algunas personas con acúfenos se fijan en ello ya que les molesta.

Las sensaciones de bloqueo son comunes en el acúfeno. ¿Si los tapones de cera o un mal funcionamiento de la trompa de Eustaquio no son los responsables, qué lo es?  En ocasiones la hiperactividad de los pequeños músculos unidos a los huesecillos situados en el oído medio. Hemos señalado que la contracción rítmica de estos músculos puede causar acúfeno pulsátil, pero si estos músculos se contraen continuadamente en lugar de rítmicamente, causan la sensación de que el oído está bloqueado. Se trata del síndrome del tensor del tímpano ya explicado anteriormente. Sencillamente, la comprensión de la causa de este síntoma es muy útil ya que con frecuencia es el único tratamiento requerido.

En la revista Apat30 Diciembre 2012 publicamos el algoritmo de toma de decisiones que sigue la Clínica del Hospital Universitario de Regensburg en Alemania en el diagnóstico del acúfeno, en el que se detallan las pruebas y exploraciones a realizar para diagnosticar el acúfeno pulsátil. Recomendamos a las personas que tienen un acúfeno pulsátil, o sospechan que su acúfeno es pulsátil, que consulten Apat30 para ver las pruebas que podrían ser útiles que su médico les hiciera para diagnosticar su acúfeno y tratarlo en consecuencia.