Cuando una persona percibe un sonido que no tiene una fuente exterior que lo produce y sospecha que tiene algún problema en el oído, suele acudir a su médico de cabecera el cual lo deriva al otorrino, o bien acude directamente al otorrino. Suelen hacerle algunas pruebas para determinar si hay algún problema identificable en el oido o en el sistema auditivo, y si las pruebas no encuentran problema alguno, el paciente llega a la conclusión de que tiene un síndrome, conocido como acúfeno, que de momento no tiene solución, y que tendrá que convivir con el sonido. A veces llega a esta conclusión por sí mismo, y en otras ocasiones es el propio otorrino quien se lo explica.
Cuando llega este momento, muchas personas con acúfenos tienen sentimientos de ansiedad, e incluso en algunos casos de depresión, todo ello magnificado por el hecho de que el acúfeno suele causar insomnio. Si conocen que existe una asociación de personas afectadas por acúfenos y acuden a la misma, pueden cambiar impresiones con otras personas en su misma situación ya «veteranos» en cuanto al acúfeno, y pueden recibir informaciones de como soportar el acúfeno de forma que afecte lo menos posible a su calidad de vida.
Comprobamos que los que acuden a APAT han sabido de nuestra existencia accediendo a internet, por el boca-oreja y, en algunos casos, el propio otorrino les ha explicado que existimos. También aprovechamos toda oportunidad que se nos presenta de acudir a la radio y a la televisión a explicar nuestro caso.
Ahora, nuestros amigos de la Asociación Madrileña de Afectados por Tinnitus AMAT, han adoptado un nuevo procedimiento, nunca antes utilizado, para dar a conocer su existencia mediante anuncios en varios taxis madrileños como el de la imagen.
