EL INFORME ACÚFENOS Y FÁRMACOS 2018

El pasado mes de enero publicamos el informe ACÚFENOS Y FÁRMACOS 2018, que debe sustituir al publicado en 2014. Según es sabido, en cuatro años los fármacos disponibles en el mercado suelen tener muchas variaciones: aparecen fármacos nuevos, otros se retiran del mercado y de los fármacos que se mantienen se dispone de nuevas informaciones que puede ser útiles en nuestro caso. Estimamos en su momento que cada 4 años debíamos revisar el informe y por ello el primer informe publicado en 2010 fue sustituido por el que publicamos en 2014, y éste por el actual. Siguiendo este ritmo, ya nos proponemos ahora que en 2022 debemos revisarlo de nuevo.

El informe, al igual que los anteriores, ha sido preparado por Pilar Lalueza Broto y Lourdes Girona Brumós, ambas especialistas en Farmacia Hospitalaria pertenecientes al Hospital Universitari Vall d’Hebrón de Barcelona, a las que agradecemos el trabajo realizado.

El informe se envió por correo electrónico a los socios que gozan de esta facilidad, y en papel a los demás socios. Puede haber ocurrido que algún socio, sea cual sea el motivo, no lo haya recibido o no disponga de él, en cuyo caso le rogamos que lo comunique y se lo enviaremos rápidamente. Puede hacerlo por carta o por e.mail a:  atencion@acufenos.org

Todos sabemos que con este documento se pretende informar a los socios sobre los fármacos que pueden ser ototóxicos, es decir, que pueden influir negativamente en la percepción del acúfeno aumentando su intensidad. Debemos tener claro que la pregunta, muchas veces escuchada: ¿Es ototóxico el fármaco XXX?, no puede tener una respuesta afirmativa o negativa y concluyente aunque el fármaco esté identificado en nuestro informe. Una respuesta concluyente (que no puede darse) sería decir: Sí, es ototóxico, o lo contrario: No, no es ototóxico. Si el fármaco aparece en el informe la respuesta solo puede ser: Al tomar este fármaco está corriendo el riesgo de que afecte a su acúfeno negativamente, y resulte ser ototóxico para usted. Si, por el contrario, el fármaco no aparece en el listado del informe, la respuesta a la pregunta solo puede ser: No hay información alguna sobre la posible ototoxicidad de este fármaco, a lo que se podría añadir: el riesgo de que este fármaco genere o aumente la intensidad de los acúfenos es muy pequeño, casi inexistente.

En nuestra publicación trimestral hemos transmitido a los lectores las comunicaciones recibidas de personas con acúfenos que han visto que la prescripción de un determinado fármaco les ha aumentado la intensidad percibida de su acúfeno, e incluso, hemos sabido de casos de personas sin acúfenos a las que la prescripción de un fármaco les ha generado un acúfeno nuevo. Es el caso de los derivados del ácido acetilsalicílico (aspirinas) y de algunos antidepresivos.

¿Cómo se ha preparado el referido informe? En primer lugar se han consultado las fichas técnicas de los fármacos y las informaciones procedentes de dos bases de datos farmacológicos suficientemente acreditadas en relación a la ototoxicidad: la de la American Tinniuts Association y la de Micromedex. En el informe aparecen en primer lugar los fármacos por orden alfabético, y se ha señalado con un los fármacos que en su ficha técnica o en cualquiera de las dos bases de datos indicadas se señala que pueden dar ototoxicidad sin más información.

A continuación se ha tratado de informar sobre la probabilidad de que un fármaco sea ototóxico, advirtiendo que se trata de una información sin el propósito de establecer tal probabilidad de forma matemática. Los fármacos en los que en su ficha técnica se cita la ototoxicidad suelen incorporar una información sobre la frecuencia de su ototoxicidad clasificada en: Muy Frecuentes: 1 a 9 casos de cada 10; Frecuentes: 1 a 9 casos de cada 100; Poco frecuentes: 1 a 9 casos de cada 1.000; Raras: 1 a 9 casos de cada 10.000; Muy raras: menos de 1 caso cada 10.000. En aunque en algunos casos aparece la indicación ND que significa que esta información no está detallada.

Los datos que facilita la European Medicines Agency EMA completan esta información que, a nuestro entender, pueden ser un elemento muy útil para los que tenemos acúfenos. Los profesionales de la salud que observaran algún efecto secundario negativo al prescribir un fármaco, como es el caso de la ototoxicidad, están obligados a comunicarlo a la Agencia Española del Medicamento, la cual a su vez remite la información a la EMA que integra la información recibida de todos los países de la Comunidad Europea. En un informe accesible a quien lo desee, la EMA expone el número de comunicaciones recibidas en el último año para cada fármaco y para cada efecto secundario del mismo, la ototoxicidad en nuestro caso. Como puede verse en el documento, algunos fármacos han dado lugar a más de 100 comunicaciones en el último año relativas a este efecto adverso.

Con estas dos informaciones el interesado podrá tener una idea de la probabilidad de que el fármaco le resulte ototóxico, pero debe quedar claro que la seguridad absoluta que permita afirmar si un fármaco es o no es causante de acúfenos no existe.

Veamos un ejemplo. Ante un problema depresivo le prescriben el fármaco bupropion. Tanto en la ficha técnica (FT) como en las bases de datos de American Tinnitus Association (ATA) y de Micromedex (MM) aparece lo que significa que el fármaco puede ser ototóxico. En cuanto a la probabilidad de que lo sea, la ficha técnica (FT) señala que son frecuentes y la European Medicines Agency (EMA) indica que en el último año ha recibido más de 100 comunicaciones sobre la ototoxicidad del fármaco. Parece evidente que el riesgo de que el bupropion sea nocivo para los que tenemos acúfenos es elevado, y tal vez también para los que no los tengan, y sería una buena decisión pedirle al médico que lo haya prescrito que lo sustituya por otro sin dicho riesgo, o por lo menos con un riesgo menor.