ESCALA DE SEVERIDAD DE LA HIPERACUSIA

  1. FATIGA AUDITIVA

Se trata de una fatiga que generalmente aparece al final del día o al final de la semana de trabajo. Se debe a la acumulación de molestias auditivas diversas y variadas (tráfico, ruido en el trabajo, transportes, hobbies, etc.), o al ejercicio de una actividad profesional en un ambiente ruidoso. Se trata de factores que acentúan el estrés y provocan dificultades para dormir. No significa el inicio de la hiperacusia pero es posible que el oído se haga más frágil con el tiempo, pudiendo transformarse en receptivo de un traumatismo eventual que pudiera llevar a la hiperacusia. En este caso la prevención sería una herramienta a tener en cuenta para la persona en esta situación.

  1. SUPERSENSIBILIDAD AUDITIVA

En este caso la fatiga auditiva es más pronunciada y así cada persona afectada puede descubrir lo que se podría calificar de fragilidad coclear. Son las personas que sienten molestias cuando una puerta se cierra, o dos objetos chocan, u oyen las sirenas exteriores, etc. Son personas que saben (o no) que no deben ir a discotecas, ni deben exponerse a sonidos amplificados más allá de un tiempo reducido. Se puede hablar de predisposición a traumatismos sonoros, es decir, se trata de personas con riesgo de sufrir trastornos cocleares que pueden evolucionar a hiperacusia.

  1. HIPERACUSIA

El traumatismo auditivo generador de la hiperacusia ha tenido lugar, y el oído interno (células sensoriales) está más o menos afectado, lo que debería dar lugar a la hospitalización dentro de las siguientes 48 horas, con duración según el mayor o menor daño recibido y las secuelas que se pueden esperar.

Se ha superado la etapa funcional y nos encontramos en la etapa lesional en proporciones muy variables de una persona a otra. Se ha pasado de la fatiga auditiva (que es una manifestación entre otras) al trastorno auditivo, es decir, de la supersensibilidad a la sensación auditiva patológica, estando perturbada la percepción de las sensaciones sonoras, comporte o no pérdida auditiva. En este último caso, sin pérdida auditiva, el oído percibe los sonidos pero realiza con dificultad su papel de filtro de los mismos para informar al cerebro mediante los impulsos nerviosos generados por las células cocleares.

Desde un punto de vista práctico, la persona con hiperacusia resulta afectada y molesta por los ruidos que habitualmente soportan los demás: impactos entre objetos, voces agudas, ruidos del tráfico, etc.

Las principales manifestaciones son dolores de cabeza, fatiga, sensación de tener el oído externo bloqueado, etc. A este nivel de afectación la persona aún podrá viajar, reunirse con sus amigos y otras actividades habituales, con la condición de que se trate de actividades que produzcan sonidos graves y poco intensos, y utilizando protecciones auditivas. Sea cual sea la situación, la hiperacusia a este nivel ya ha afectado la vida social de la persona.

Esta hiperacusia suele estar acompañada de acúfenos que se amplifican a niveles variables pero aún razonables mientras se trate de hiperacusia a este nivel.

  1. HIPERACUSIA DOLOROSA

Los ruidos y las actividades de las que hablamos en el nivel anterior, en este caso son más que molestos, podría decirse que son casi traumatizantes. Esto se explica por la intensidad del traumatismo original o la fragilidad, cada vez más importante del oído interno a consecuencia del trauma y sus recaídas, cuya consecuencia es un nivel de resistencia al sonido reducido (algunas veces, afortunadamente, transitorio).

La hiperacusia puede calificarse de dolorosa debido a que la exposición al sonido, sea cual sea su intensidad (sobre todo cuando supera 40 decibeles), resulta insoportable, lo que equivale a dolorosa que se agrava si la exposición al ruido se prolonga. Todas las actividades se transforman en ingratas para la persona con hiperacusia dolorosa. Desplazarse, trabajar, comunicar (hablar, escuchar, especialmente en el teléfono), salir, etc., todo lo cual agrava el problema. La utilización de protecciones acústicas, generalmente útiles y recomendables, no siempre llega a evitar las molestias y las recaídas.

Las manifestaciones clínicas son varias: inflamación del oído interno que se irradia al cuello, hasta la mandíbula, oídos congestionados, sensación de calor, rojeces en la cara con o sin picores, dolor de cabeza, fatiga general, etc. Esta situación es causa de baja laboral, puede que en algunos casos no sea reconocida por la administración que debiera reconocerla, pero lo es sin duda.

En periodo de crisis, los acúfenos que acompañan a la hiperacusia se acentúan y se hacen más difíciles de soportar, ya que la hiperacusia los agrava. 

  1. HIPERACUSIA DOLOROSA Y SEVERA

La persona con hiperacusia se siente más o menos traumatizada en cuanto sale de su casa, donde puede conseguir vivir sin ruido o con muy poco ruido. No puede dominar el ruido ambiental y por ello teme salir al exterior, debido a que ha tenido recaídas en tal situación que recuerda con claridad. En esta situación la persona con hiperacusia funciona al ralentí. Las manifestaciones clínicas descritas en el punto 4 son percibidas con mayor severidad e incluso el acúfeno que acompaña la hiperacusia es más intenso.