Habituación a los acúfenos

HABITUACIÓN A LOS ACÚFENOS

Habituación es un proceso por el cual una persona se acostumbra a los estímulos que recibe de su entorno, aún en casos de percepción constante y repetida de tales estímulos. Considerada como una terapia para tratar los acúfenos, la habituación es una transformación gradual por la que una persona se adapta a su acúfeno y acaba olvidándose del mismo la mayor parte del tiempo. Puede llegar al extremo de que la persona no perciba su acúfeno salvo cuando se proponga percibirlo. Aunque no siempre se pueda llegar a una situación como la indicada, puede ocurrir que aunque se siga percibiendo el acúfeno con idéntica intensidad y frecuencia, la habituación dé lugar a que el acúfeno no genere una respuesta emocional negativa.

Un ejemplo casi increíble de habituación es un hecho leído en la prensa. Los bomberos tuvieron que romper la puerta del apartamento de una señora para explicarle que en el bloque de apartamentos había fuego. Los demás habitantes del bloque habían escuchado la sirena de alarma por fuego y lo habían evacuado, pero la señora no se había enterado, ya que su acúfeno le había impedido escuchar la sirena. Con el tiempo ella se había habituado a su acúfeno y lo aceptaba como un estímulo que no le creaba problema alguno, hasta el punto que la alarma de fuego no tuvo efecto alguno sobre ella. Parece imposible que alguien pueda adaptarse a algo tan intrusivo, pero el cerebro humano es capaz de ignorar un estímulo si la persona, de forma persistente, rechaza darse cuenta de dicho estímulo.

Para habituarse es indispensable que la persona acepte y confíe en la posibilidad de que pueda establecer un control sobre la percepción del sonido fantasma que es el acúfeno.

Para que la habituación tenga lugar, es muy importante considerar el acúfeno como estímulo neutral. Esto es fácil de decir pero bastante más difícil de hacer, particularmente con acúfenos muy intensos con características muy irritantes para el que los sufre. Las personas que valoran el silencio y los ambientes tranquilos tienen más dificultades y requieren más tiempo para ver su acúfeno como un estímulo neutral, ya que no pueden aceptar que una fuerza que no es bienvenida altere su paz y su quietud. Cuando la persona oye un ruido molesto, por ejemplo el que causa una perforadora en las obras de una calle, sabe que tarde o temprano el ruido molesto percibido cesará, pero en el caso del acúfeno sabe que seguirá sonando todo el tiempo. La diferencia es que el acúfeno siempre estará con la persona más o menos con el mismo nivel sonoro, por lo cual necesita empezar a pensar que no es transitorio, sino que, sencillamente, forma parte de su vida.

Con lo anterior no estamos sugiriendo rendirse ante el acúfeno sin considerar otras opciones de trata-miento, simplemente, se trata de que la persona no vea el acúfeno como algo muy potente, con más fuerza que uno mismo, ya que, por el contrario, la persona necesita neutralizarlo aceptando su existencia sin resentimiento, temor o indignación. Para aprender a ignorarlo con el tiempo, no es oportuno pensar que el acúfeno no forma parte de la vida de la persona, ya que es necesario tener una actitud realista y aceptar la situación como es en realidad.

La tendencia natural de las personas es adaptarse a condiciones desagradables, sea una dolencia corporal sea una condición de su entorno. Debe entenderse que habituarse al acúfeno es otra forma de aprender a convivir con una condición incómoda y desagradable. Aceptando que el acúfeno no afectará a su supervivencia ni interferirá con sus acciones habituales, sean de trabajo, descanso o diversión, la habituación permitirá a la persona focalizar su atención en las cosas que realmente le interesan. Si un ruido que incomoda no es esencial para su supervivencia, no tendrá el menor valor y no deberá afectar a su vida. Cuando perciba el acúfeno, dígase a sí mismo: Este sonido no es importante, tengo otras cosas a hacer que requieren mi atención. Si fuera necesario, deberá repetirse la frase cientos de veces hasta que se transforme en una respuesta mental y emocional automática.

Las personas que se trasladan de la calma del campo al bullicio de las grandes ciudades, inicialmente, pue-den sentirse abrumados por los nuevos sonidos que perciben, pero gradualmente se acostumbran a ellos. En el caso contrario, las personas que se trasladan de la ciudad al campo, igualmente necesitan un periodo de tiempo hasta que se adaptan a un entorno sin los ruidos de la ciudad. En ambos casos, es el cerebro de la persona quien realiza estas adaptaciones. El cerebro está acostumbrado a unos estímulos, y rechaza cambios, especialmente en lo referente a los estímulos sonoros. Hay que darle tiempo suficiente y ser consistente y persistente en las respuestas no-emocionales, y el cerebro se adaptará al nuevo entorno.

Puede parecer imposible habituarse a un sonido que se produce en su cabeza, pero hay que tener presente que es el cerebro el causante del sonido percibido. Su cerebro le induce a prestar atención al sonido de su acúfeno, al que incluso le concede prioridad ante otros focos que atraen su atención. Así, en sus actividades diarias puede que el sonido del acúfeno tenga prioridad con respecto a su atención a su trabajo, a su descanso o a su diversión. Se trata de conseguir que esta prioridad exista, que el acúfeno no reciba más atención que las demás actividades, para lo cual la persona “debe dar instrucciones precisas a su cerebro”. Con el tiempo se verá que la señal del acúfeno se vuelve menos intrusiva, y con ello la persona puede realizar su rutina diaria sin que el acúfeno sea el estímulo principal que recibe.

El poder de la distracción es muy importante en el proceso de habituación. Una distracción focalizada en cualquiera de nuestros cinco sentidos puede afectar la percepción de los correspondientes estímulos. Por ejemplo, existe un fenómeno conocido como inattentional blindness (ceguera no intencionada). Es cuando la persona literalmente no ve algo que sucede a pesar de que tiene lugar ante sus ojos. Un conocido experimento realizado en la Universidad de Harvard y en la de Illinois consistió en que varias personas vieran un video que mostraba una pelota de baloncesto que pasaba de los jugadores vestidos de blanco a otros vestidos de negro. Las personas que participaron debían responder cuantas veces los jugadores de blanco pasaron la pelota a otros jugadores vestidos de blanco y cuantas a los vestidos de negro. Durante el video, una persona con un disfraz de gorila aparecía en el campo de juego entre los jugadores, de cara a la cámara, se golpeaba el pecho y desaparecía del campo. Extrañamente, la mitad de las personas que hacían el test afirmaron que en el video no habían visto nada inusual. Sus mentes estaban tan focalizadas en contar el número de pases de la pelota entre los jugadores, que su cerebro no registró al “gorila” que apareció en el campo de juego.

Parece imposible de creer que una persona esté mirando alguna cosa y no la vea. Se trata de un fenómeno moderno denominado banner blindness (ceguera ante los blanners). Se refiere a los usuarios de internet, que se han acostumbrados a ver anuncios-banners en las webs a las que acceden, y no las ven ni se enteran de su contenido. Piense ahora en los anuncios que ve a lo largo del día ¿de cuáles se acuerda?

En realidad unattentional blindness podría considerarse que es una suerte de atención selectiva, lo que sería una descripción más exacta. Con decisión y tiempo la persona puede enseñar a su cerebro para que deje de prestar atención al acúfeno, y focalice su atención en algún o algunos elementos de su entorno para mantener al cerebro ocupado. Esto puede hacerse viendo una película prestando atención a los diálogos y a la acción, escuchando música, tomando café con los amigos y estar muy atento a lo que cada uno dice, o leyendo un libro con descripciones que mediante su imaginación le traslade a otro tiempo y a otro lugar. Hay quien lo hace paseando el perro y prestando atención a sus movimientos y acciones, y estando atento a las acciones de otros perros hacia el suyo. Se sabe de personas con acúfenos, que cuando personas de su entorno más cercano: esposa/o, hijos, nietos, tienen un problema, dejan de percibir su acúfeno en tanto están pendiente del problema. En resumen, en la medida en la que su entorno requiera su atención prioritaria sea cual sea el motivo, la percepción del acúfeno retrocederá desde su consciente a su inconsciente.

La vida diaria está llena de oportunidades de practicar la atención selectiva. Puede olvidarse del acúfeno si vive en el campo y observa las flores y admira sus colores y sus fragancias; y si vive en la ciudad yendo de compras. Siempre que el acúfeno desaparezca de su percepción, trate de acordarse de lo que estaba haciendo o de lo que estaba pensando justamente en el momento de desaparecer. Recree el hecho en su mente y trate de embellecerlo con su imaginación haciendo que sea mucho más placentero de lo que es en realidad. Cerrando sus ojos y reviviendo hechos agradables, desplazará su foco de atención, ayudando a reducir la percepción del acúfeno. Lo mismo ocurre cuando se cierran los ojos y se sueña despierto, cuando se imaginan cosas agradables que está deseando que sucedan.

Está comprobado que los humanos tienen la habilidad de ignorar los estimules recibidos, sean visuales, sonoros o táctiles, lo que constituye una esperanza de que puede vivir una vida satisfactoria a pesar del acúfeno, aunque esté en apuros por causa de un moderado o severo acúfeno. Esfuércese en cada ocasión en la que pueda ignorar el acúfeno y llevar su atención a cualquier otra cosa. Puede requerir semanas, meses o años, pero un día experimentará la desaparición del acúfeno durante un minuto. En la ocasión siguiente será durante varios minutos, y más tardes durante varias horas y finalmente por un día entero. El sonido fantasma continúa siendo generado por su cerebro, pero ya no aparece en su consciente.

La cuestión a tener en cuenta es que si es posible olvidar el acúfeno durante un corto periodo de tiempo, será posible a la larga olvidarlo a lo largo de un período más largo.

Realizar una terapia de habituación es actualmente el único procedimiento seguro para convivir con los acúfenos sin que afecten a la calidad de vida de la persona que los sufre. Mientras esperamos que la medicina encuentre una solución del tipo que sea para eliminar los acúfenos, los que tenemos acúfenos no tenemos otra alternativa que tratar de habituarnos. Con la habituación el acúfeno no desaparecerá pero lo “alojaremos” en nuestro inconsciente y la mayor parte del tiempo no lo percibiremos, aunque es cierto que en ocasiones en las que estemos afectados por tensiones con origen distinto de las generadas por el acúfeno, podrá ocurrir que éste reaparezca, aunque sea por poco tiempo, mientras dura el estado de tensión.

Sistemas de habituación

Tenemos testimonios de personas con acúfenos que han logrado habituarse sin realizar terapia alguna, sencillamente por su propio esfuerzo en este sentido. Son personas que se han propuesto que su acúfeno no afecte su calidad de vida, y sin más que poner en práctica su deseo se han auto convencido de que el acúfeno no les afectará. Cabe señalar que se trata de casos poco habituales, y en los que posiblemente el acúfeno se percibía con baja intensidad.

La autohipnosis puede ser una terapia de habituación eficaz. Es aconsejable realizarla con la ayuda de un terapeuta conocedor de la terapia, aunque es posible realizarla sin ayuda alguna. Sobre esta forma de habituación publicamos hace ya unos años un texto del psicólogo Josep Ribas, titulado Habituación a los acúfenos, que está disponible en nuestra web www.acufenos.org, y del que tenemos ejemplares en papel disponibles para quien los solicite (al correo jims@es.inter.net o al teléfono

La TRT Tinnitus Retraining Therapy es, en esencia, una terapia de habituación que combina la percepción del sonido blanco (que contiene todas las frecuencias audibles por el oído humano) y sesiones de consejo terapéutico (counselling) . Sobre esta terapia hemos publicado amplia información en Apat41 página 15 y en Apat46 página 2. Su práctica requiere disponer de los generadores de sonido blanco, que suelen ser aparatos de aspecto similar a los audífonos. También se puede utilizar cualquier otra forma de transmisión sonora.

En los últimos años se han ensayado varias terapias sonoras, con el objetivo de habituar al cerebro a la frecuencia del acúfeno. Un ejemplo es el tratamiento de musicoterapia para acúfenos tonales (que tienen una frecuencia de su sonido concreta e identificable o una banda estrecha de frecuencias) puesto a punto en la Universidad de Heildelberg en Alemania, del que hemos realizado una experiencia con 6 afectados, cuyos resultados se pueden ver en Apat47 página 1.

Existen otras terapias de habituación que no se han diseñado pensando en los acúfenos, como la sofrología, la acupuntura, el yoga, el mindfulness, etc. de las que tenemos pocas referencias, aunque nos consta que se practican con el propósito de habituarse a los acúfenos.

Cabe señalar que la realización de una terapia de habituación requiere que el paciente esté relajado, sin tensiones, ya que de no ser así no puede concentrarse en la terapia que realmente le interesa. Recomendamos utilizar un sistema de relajación como el descrito en el referido texto Habituación a los acúfenos, que también puede verse en el DVD publicado por nuestra asociación: Relajación diafragmática. Relajación progresiva, el cual puede descargarse accediendo Vimeo.com/26315541 y del que disponemos de ejemplares que están a disposición de quién los solicite. Debemos señalar que el sistema de relajación que proponemos no es el único que existe, y que cualquier otro puede ser eficaz para el propósito anunciado.

Para resumir. Mientras la medicina no nos ofrezca soluciones efectivas para eliminar o aminorar nuestros acúfenos, es una buena decisión practicar una terapia de habituación que permita recuperar la calidad de vida perdida por los acúfenos.

Las terapias de habituación que se han descrito, como se deduce de su propia naturaleza, en ningún caso son invasivas, y la mayor parte de ellas tienen un coste reducido.