HIPNOSIS, HIPERACUSIA Y ACÚFENOS

En el año 2008 publicamos el texto HABITUACIÓN A LOS ACÚFENOS cuyo autor fue D. Josep Ribas Fernández, Psicólogo vinculado a nuestra asociación y especialista en el tratamiento de los acúfenos. En dicha publicación se describe detalladamente el tratamiento de autohipnosis que se propone para reducir la intrusión del acúfeno, y se explica como descargar un CD con instrucciones para realizarla Esta publicación se envió en su momento a los socios y también se ha enviado a los socios inscritos posteriormente, no obstante, si algún socio no dispone de ella basta que nos lo indique por carta, teléfono o e.mail y se la enviaremos.

En esta revista hemos insistido en varias ocasiones en explicar la utilización de la autohipnosis para reducir el impacto de los acúfenos, y ahora nuevamente nos disponemos a hacerlo en lo que sigue, ya que comprobamos que se sigue aconsejando en publicaciones y en webs de asociaciones de otros paises, lo que nos indica que su aplicación no ha perdido actualidad alguna.

Acúfenos e hiperacusia son muy frecuentes entre la población española. Son síntomas que pueden aparecer espontáneamente, después de un traumatismo sonoro o psicológico, o en el curso de una patología en el oído o en el nervio auditivo. En la mayor parte de los casos, estos síntomas son intermitentes, pero en los casos en los que son permanentes pueden llegar a ser muy incómodos e incluso invalidantes. Una consulta al otorrino y una evaluación auditiva son indispensables para diagnosticar (o eliminar) una patología que se pueda tratar, aunque no siempre el tratamiento conseguirá eliminar dichos síntomas. Esta consulta es la ocasión de recordar la importancia del uso de protección al sonido tanto en el trabajo como en la audición musical.

Puede ocurrir que la causa que originó tales síntomas haya cesado, pero acúfenos e hiperacusia persisten. Las informaciones auditivas recogidas por el oído son conducidas al cerebro, con derivación al área que procesa la memoria y las emociones, lo que explica que la música de una película estresante pueda poner los pelos de punta desde las primeras notas, incluso años después de haber visto la película.

El acúfeno y la hiperacusia son percibidos como una causa estresante que se retroalimenta. El cerebro no hace otra cosa que reaccionar a su entorno y también realiza predicciones. En función de situaciones que ya ha tenido anteriormente, puede prever consecuencias que a veces no tienen fundamento.

En períodos de estrés, el acúfeno y la hiperacusia tienen tendencia a aumentar en intensidad reactivando el bucle ruido-memoria-emoción. Este funcionamiento del cerebro, que es nefasto, es el habitual. El cerebro prevé lo que pasará, lo que puede dar lugar a determinadas acciones como evitar lugares ruidosos, con riesgo de aislarse socialmente, lo que no es beneficioso para la persona. Cambiar la manera de funcionar del cerebro en estas situaciones será eficaz pero requerirá algunos esfuerzos por parte de la persona.

El acúfeno y la hiperacusia ocupan una parte importante de la atención. Está demostrado que el cerebro no es capaz de realizar dos acciones al mismo tiempo. Si lo hace siempre es en perjuicio de una de las dos acciones y con un esfuerzo agotador. Cuando la atención al acúfeno o a la hiperacusia es máxima, particularmente en períodos de estrés, se observa en muchos casos fatiga nerviosa y psíquica. Al contrario, la mayor parte de pacientes con acúfenos llegan a gestionarlos satisfactoriamente cuando están ocupados o en espacios con un sonido ambiental moderado, pero les molestan si están en silencio.

Nuestro cerebro es capaz de desviar su atención de estos ruidos inútiles para realizar otras acciones, al igual que es capaz de hacernos olvidar que llevamos vestidos, un nuevo reloj o utilizamos gafas. Llega fácilmente a hacernos olvidar que vivimos cerca de un aeropuerto o de una vía de tren. Es cierto que llevar gafas o un nuevo reloj no es estresante, y por tanto fácil de olvidar. En el caso de acúfeno y de la hiperacusia este olvido es difícil de alcanzar a causa de la nefasta activación del bucle ruido-memoria-emoción.
Lo ideal sería poderse centrar en lo esencial pero ¿cómo hacerlo si el acúfeno suena permanentemente en nuestro oído?

Los poderes del cerebro son inmensos. Es capaz de inducir verdaderas enfermedades a causa del estrés como los infartos o las úlceras estomacales. Parece lógico pensar que, con esta capacidad del cerebro, lo inverso es posible.

En el caso del acúfeno y de la hiperacusia será preciso que a la vez disminuya el estrés, olvidar el ruido del acúfeno y/o el dolor de la hiperacusia, borrar los recuerdos, inducir más rápidamente el sueño, etc. ¿Por cuál de estas acciones empezar? ¿Y cómo hacerlo?

El tratamiento de estos dos síntomas es delicado y distinto para cada individuo, y puede evolucionar a lo largo del tiempo y en función de lo que ya se ha realizado anteriormente. Para algunos, los deportes, los generadores de sonido blanco, el yoga, la sofrología, la terapia cognitivo comportamental, las prótesis auditivas, etc. pueden haber sido una ayuda y se pueden combinar con otras acciones, como la autohipnosis.

La autohipnosis se vale de las herramientas que pueden aportar una ayuda al cerebro para avanzar a una situación más confortable.
La hipnosis no es una diversión o espectáculo de circo o de cabaret.