Respuesta a algunas cuestiones relativas al informe ACÚFENOS Y FÁRMACOS

Hemos recibido varias consultas de socios que deseaban algunas explicaciones con objeto de aclarar distintos detalles del informe ACÚFENOS Y FÁRMACOS, publicado por nuestra asociación y enviado a los socios el pasado mes de diciembre conjuntamente con la revista APAT37.

En el informe aparecen las tablas 2 y 3 que describen todos los fármacos, identificados por su principio activo, de los que se sabe que pueden tener actividad ototóxica.

En la tabla 2 aparecen los fármacos que en los ensayos clínicos previos a su autorización, o en comunicaciones posteriores de farmacovigilancia, se observó que los sujetos que participaron en el ensayo habían referido sufrir acúfenos. Se trata por tanto de una información que aparece en las correspondientes fichas técnicas de cada uno de los fármacos. En la mayor parte de dichos fármacos se comunica también la prevalencia (porcentaje de sujetos del estudio que refirieron haber tenido acúfenos) que en la tabla se ha expresado según los términos: muy frecuentes, frecuentes, poco frecuentes, raras y muy raras. En algunos casos la prevalencia no se ha comunicado, y en la tabla aparecen con ND (no detallado).

Además de las informaciones facilitadas por los laboratorios fabricantes, se dispone de informaciones sobre otros fármacos con actividad ototóxica que se detallan en la tabla 3, y en la cual el número que figura junto a cada fármaco representa la referencia de la fuente informativa que ha facilitado dicha información (son 4 fuentes de información detalladas en el propio informe, y numeradas 1, 2, 3 y 4).

Las informaciones publicadas y conocidas, generalmente, no explican si la ototoxicidad del fármaco es transitoria (desaparece en cuanto se deja de tomar el fármaco) o es permanente (se mantiene la ototoxicidad aunque se haya dejado de tomar). Esta información, que sería muy de agradecer, no se publica o no se conoce.

A una consulta en la que nos preguntan si la ototoxicidad observada en los ensayos clínicos previos al lanzamiento de los fármacos, podría ser mayor si los sujetos participantes en el ensayo hubieran tenido acúfenos que la observada con sujetos que no tenían acúfenos antes de participar en el ensayo, lamentamos no poder dar una respuesta concluyente debido a que no hay informaciones sobre el particular. Podría pensarse que los que ya tenemos acúfenos tenemos más posibilidades de ser afectados por fármacos ototóxicos que los que no tienen acúfenos, pero en todo caso serían especulaciones no confirmadas por ensayos fiables.