TRATAMIENTO DE LOS ACÚFENOS MEDIANTE LAS SALES DE SCHÜSSLER

En las páginas de nuestra revista no hemos tenido la oportunidad hasta hoy de publicar informaciones sobre la aplicación de las sales de Schüssler para tratar los acúfenos. Como es sabido la medicina alopática realiza tratamientos con fármacos opuestos a los síntomas, la medicina homeopática lo hace con fármacos similares a los síntomas y las sales de Schüssler son un tratamiento complementario basado sencillamente en aportar elementos de los que el paciente carece. En esta ocasión un destacado homeópata nos explica las posibilidades de un tratamiento complementario basado en las sales de Schüssler.

El acúfeno o tinnitus se define como la percepción de un sonido sin que exista una fuente externa que lo provoque, pudiendo manifestarse en un solo oído o en los dos. Puede ser continuo o intermitente, así como subjetivo, que solo lo puede escuchar el paciente, o bien objetivo que además del paciente lo puede percibir su entorno. Se considera como el tercer síntoma más incapacitante que puede sufrir una persona pudiendo alterar también el equilibrio e ir acompañado de un dolor intenso o hiperacusia.

Se desconocen todas las posibles causas de esta patología, pero se sospecha que las más probables son un efecto secundario de algunos fármacos, la contaminación, los traumatismos, el estrés y la pérdida auditiva. Es sabido que no existe un tratamiento alopático efectivo y los utilizados son muy controvertidos.

En los tratamientos, con frecuencia se utilizan complementos dietéticos basados en vitaminas de los grupos B y E, y en algunos minerales: zinc, magnesio, etc. También se prescriben plantas medicinales como el cardo mariano, y se recurre a la electroestimulación o a fármacos como la cortisona y la gentomicina. Los resultados que se obtienen son pocos y muy variables ya que las causas que generan los acúfenos no están expresamente identificadas.

Una alternativa plausible puede ser la utilización de sales minerales para mejorar los tejidos que han sido lesionados, pero antes de continuar debo explicar en qué consisten tales sales minerales y cómo actúan en nuestro organismo.

Las sales minerales o sales de Schüssler son poco conocidas en nuestro país, pero son fundamentales para practicar una medicina de terreno o complementaria. Veamos un símil: imaginemos que tenemos una planta enferma, tenemos la opción de rociarla con productos químicos que sería la forma alopática de tratarla, pero también tenemos la opción de abonarla que sería la opción de la medicina de terreno o complementaria.

Sus principios son la estabilidad celular de nuestro organismo la cual está íntimamente ligada a una buena absorción de estas sales minerales ya que son los catalizadores para regenerar las células de los diferentes tejidos, y limpiar las sustancias nocivas que desprenden. Una mala absorción celular de las sales minerales provocará un deterioro en los tejidos, que se debilitarán, y por consiguiente aparecerán los síntomas a los que llamamos enfermedad.

El método de estudio del Dr. Schüssler se basó principalmente en el análisis de las cenizas de los tejidos humanos, valorando la cantidad de cada sal mineral que había en cada uno de ellos. Por ejemplo, el tejido conjuntivo, principal constituyente de la piel y los tendones está formado por calcarea fluorica y por sílice, cuya función es la de rellenar o unir los tejidos para sostenerlos, y su carencia puede provocar pérdida de elasticidad y falta de resistencia de los tejidos.

El Dr. Schüssler identificó 12 sales minerales distintas, y cada una de ellas alimenta a diferentes tejidos, al mismo tiempo que ayuda a limpiarlos. El Dr. Schüssler hablaba de las modificaciones del terreno orgánico, y observó unos síntomas particulares en las personas por la carencia de algunas de las sales minerales. Con ello, consiguió establecer un tratamiento de terreno eficaz y beneficioso, sobre todo para las enfermedades en las que los tejidos se han visto deteriorados por agentes externos.

Como se ha expuesto anteriormente es muy complejo determinar con exactitud la causa de los ruidos en los oídos, pero si podemos conocer cuál ha sido su desencadenante, nos puede ayudar a entender mejor este trastorno que padece entre un 10 y 15 % de la población.

Desencadenante mecánico. Es producto de un traumatismo, golpe o contusión que ha recibido el paciente, puede ser directamente en el oído como una bofetada, una secuela de un accidente o caída, o bien causado por un ruido o un estruendo cercano como un disparo, una detonación, o un explosivo, o bien trabajar en ambientes excesivamente ruidosos que suele provocar inicialmente una sordera momentánea para poco después aparecer un ruido contante y molesto.

Los acúfenos mecánicos o traumáticos se pueden mejorar con sesiones de osteopatía craneal que movilizará los tejidos que han quedado paralizados por el trauma sonoro o la contusión, liberando así la tensión provocada por el traumatismo.

Las sales minerales son un perfecto coadyuvante para mejorar la elasticidad y tensión de los tejidos afectados, así podemos incorporar en nuestra dieta las siguientes sales de Shüssler: ferrum phosphoricum, para la inflamación primaria, kalium sulphuricum o kalium muriatricun para inflamaciones secundarias y terciarias, y después de las movilizaciones craneales es aconsejable tomar calcárea fluorica, todas ellas empleadas a la dilución 6DH.

Desencadenantes químicos. La causa química es la más difícil de tratar ya que la lesión estará sujeta a la cantidad de medicamento que se tomó al igual que la edad en que fueron consumidas dichas sustancias. Muchas de estas lesiones son prácticamente irreversibles ya que las lesiones por fármacos sintéticos son extremadamente graves. Las sustancias que se ha comprobado que provocan acúfenos y sorderas son los antibióticos, sobre todo los que contienen estreptomicina, trombamicina, gentamicina, neomicinas y vancomi- cinas, los fármacos derivados del platino utilizados en quimioterapia, la furosemida y la aspirina.

En estos casos optaremos por un tratamiento depurativo de los fármacos, o al menos que contrarreste sus efectos, aunque como hemos explicado antes, si la lesión es muy grave a lo sumo podemos mejorar levemente la intensidad de los acúfenos. Las sales minerales que recomendamos en estos casos son magnesia phosphorica, siempre tomada con agua caliente, sílice, kalium chloratum y natrum sulphuricum, las cuales serán tomadas a lo largo de un periodo no inferior a un mes para comprobar sus efectos.

Desencadenante psicológico. La causa psicológica suele derivarse de situaciones de estrés, momentáneo o bien continuado. Estos acúfenos pueden ir acompañados de vértigos, trastornos gástricos, náuseas y un sinfín de síntomas cambiantes que hacen que el paciente sea un asiduo de especialistas de toda índole. Los acúfenos de este tipo son mejorables con métodos de meditación, ejercicio y descanso, y también invitando al paciente a no llevar una vida con sobrecarga laboral o con metas demasiado exigentes.

Las sales que pueden ayudar en este tipo de trastornos psícoemocionales son kalium phosphoricum, sílice, calcarea fluorica y calcárea phosphorica.

Las sales minerales se pueden utilizar sin temor alguno ya que no provocan efectos secundarios, son y actúan como suplemento alimentario de los tejidos lesionados, lo que ayudará a su recuperación.

Lluis Roda Fábregas. Correspondencia:  fabregasroda@gmail.com