¿Qué tratamientos de los acúfenos están disponibles hoy?

En el libro Living with tinnitus and hyperacusis del Dr. Laurence McKenna y colaboradores, se describen los tratamientos de los acúfenos que hoy están disponibles. Aunque hemos publicado amplia información de algunos de ellos en revistas anteriores hemos estimado oportuno traducir el texto, añadiendo al mismo las referencias a lo publicado anteriormente.

Debemos señalar que la relación que sigue no es exhaustiva, ya que hemos sabido de otros tratamientos que no aparecen en el texto, debido a que la mayor parte de ellos no se han consolidado por causas muy diversas, generalmente poca o nula eficacia en el alivio del acúfeno, efectos secundarios relevantes y coste elevado.

Tranquilidad y explicaciones
Parece difícil de creer que, simplemente tranquilidad y explicaciones es lo que muchas personas con acúfenos necesitan. Esto se debe a que cuando el acúfeno empieza la persona está ansiosa y temerosa, pero cuando el acúfeno se mantiene el cerebro se acostumbra a la nueva situación como resultado de un proceso de habituación. El conocimiento del trastorno y de su origen suele ser una gran ayuda para afrontar el problema.

Modelo neurofisiológico
En 1990, el polaco Dr. Pawel Jastreboff, que ejerce en Atlanta (Estados Unidos), desarrolló un modelo de tratamiento conocido como TRT Tinnitus Retraining Therapy, en el cual puso de manifiesto que aunque el oído y las áreas del cerebro que procesan el sonido son importantes en el desarrollo y mantenimiento del acúfeno, hay otras áreas en el cerebro no relacionadas con el procesamiento del sonido que tienen asimismo gran importancia en la percepción del acúfeno, en particular las áreas del cerebro relacionadas con las emociones y en su interacción con el sistema nervioso autonómico.

Esta terapia consta de dos acciones: el counselling (consejo terapéutico) y la terapia sonora mediante generadores de sonido blanco, acciones que hemos descrito en números anteriores (véase en Apat46 el artículo titulado Capitán Kirk, página 2). La TRT en su formato original requiere un tratamiento de larga duración y muchas horas de atención de los terapeutas profesionales que la aplican, y por ello muchas clínicas o centros de tratamiento, aceptando los principios básicos de la TRT, aplican un modelo neurofisiológico en una forma más flexible y más ligera. Además de las dos acciones descritas incorporan otros elementos como técnicas de relajación. Este enfoque es conocido como habituación al acúfeno y es el que con mayor frecuencia se aplica en muchos centros de tratamiento.

Terapias sonoras
Estas terapias, al igual que son parte de la TRT, se utilizan en distintas formas que se describieron en Apat44 página 14 bajo el título Terapias Sonoras, y en Apat46 página 6 con el título Terapia Sonoro-Funcional.

El tratamiento de musicoterapia para personas afectadas por acúfeno tonal basado en el denominado Modelo Heildelberg de Neuro-Musicoterapia, del que hemos hecho una aplicación descrita en Apat47 página 1 es, en definitiva, un tipo de terapia sonora.

Tratamientos psicológicos
Es sabido desde hace mucho tiempo que el acúfeno es la causa de un trastorno emocional, y éste a su vez aumenta la percepción del acúfeno. Como consecuencia de ello se dispone de varios tratamientos conocidos como terapia cognitivo conductual (TCC) de la cual hemos publicado una amplia información en Apat44

Destaca entre los tratamientos psicológicos el de autohipnosis, minuciosamente descrito en nuestra publicación Habituación a los Acúfenos, obra del psicólogo Josep Ribas Fernández.

Las TCC proponen que el paciente examine como sus pensamientos sobre el acúfeno pueden afectar negativamente su comportamiento, y como modificarlos con objetivo de que se produzca una restructuración cognitiva sobre el acúfeno que pueda dar lugar a reducir el tiempo de percepción del mismo, y a eliminar la agresividad del acúfeno cuando se perciba.

Investigaciones realizadas sobre el particular han demostrado que estos tratamientos tienen buenos resultados en la reducción del impacto del acúfeno sobre la calidad de vida del paciente.

Hay que tener en cuenta una circunstancia relativa a los terapeutas que pueden realizar estos tratamientos. Existen pocos terapeutas, generalmente psicólogos, que conozcan suficientemente el sistema auditivo y en consecuencia, el acúfeno. Lo ideal sería que los audiólogos que conocen el sistema auditivo aprendieran técnicas psicológicas como las TCC, o bien que los psicólogos en su actividad terapéutica conocieran lo mejor posible el sistema auditivo.

Farmacología
La utilización de fármacos en el tratamiento de los acúfenos tiene una larga historia. Se han probado muchos, pero aún no se han encontrado fármacos que no tuvieran efectos secundarios, fueran fáciles de tomar y constituyeran una solución efectiva.

Un fármaco pareció que era apropiado para reducir la molestia del acúfeno en una gran parte de afectados. Se trata de lidocaína, un anestésico local utilizado en otras patologías, como, por ejemplo, en los tratamientos dentales. Casualmente se encontró que este tipo de anestésico local es capaz de reducir significativamente la percepción del acúfeno a alrededor de dos tercios de los afectados. El efecto no es duradero y debe ser administrado por inyección intravenosa, lo que puede tener serios efectos secundarios y puede causar arritmias cardíacas, e incluso muerte. Nos consta que también se utilizó mediante inyección intratimpánica para inyectarlo a través del tímpano al oído interno.

Muchas pruebas y estudios se han llevado a cabo para encontrar un fármaco que tenga los efectos de la lidocaína sobre los acúfenos, que no tuviera efectos secundarios y que pudiera tomarse oralmente. Hasta hoy estos esfuerzos no han dado resultado alguno.

Fármacos prescritos para tratar la ansiedad o la depresión se utilizan para tratar los acúfenos, y ciertamente pueden ser efectivos si el paciente con acúfenos tiene además ansiedad o depresión, pero los ansiolíticos y los antidepresivos solo son activos contra la ansiedad y la depresión, pero no parecen tener eficacia sobre el acúfeno. Naturalmente, superando la ansiedad o la depresión el paciente podrá afrontar mejor sus acúfenos. En este punto debemos advertir que si el paciente tiene alguna duda sobre el empleo de estos fármacos debe consultar con el doctor y evitar la automedicación. También es oportuno advertir sobre el carácter ototóxico de alguno de estos fármacos para que el paciente, y sobre todo su médico, lo tengan en cuenta.

Se ha sugerido que las vitaminas y los suplementos minerales pueden aliviar el acúfeno. Obviamente, pacientes con déficit vitamínico se beneficiarían, pero si se trata de personas que no tienen estas deficiencias y llevan una dieta normal, tomar vitaminas y minerales no es de esperar que alivie la percepción del acúfeno.

Se creía que todos los fármacos que pudieran aliviar el acúfeno ya habían sido probados, pero sin éxito en todos los casos. En los últimos años, en los que el conocimiento de las causas y del mantenimiento de los acúfenos ha tenido un avance importante al descubrir y verificar el papel que juega el cerebro, la investigación farmacológica se orienta ahora a fármacos que puedan accionar sobre las áreas del cerebro que procesan los sonidos, en lugar de orientarse al sistema auditivo. Varias compañías farmacéuticas están investigando tratamientos a partir de los GABA (ácido gammaaminobutírico) y de los glutamatos, aunque algún programa de investigación, como el realizado recientemente en varios hospitales europeos denominado AM-101, sigue enfocado al sistema auditivo, en este caso mediante inyección intratimpánica.

Disponemos también de varios fármacos que se dispensan sin receta médica que se presentan como fármacos para el tratamiento de los acúfenos. Suelen contener melatonina, gingko bilova y determinadas sales minerales, con escasos efectos sobre el acúfeno pero eficaces para la regulación del sueño, lo que para las personas con acúfenos, muchas de ellas con problemas para dormir, puede ser una ayuda a tener en cuenta.

Recordamos el ensayo clínico de un fármaco (no mencionamos su nombre por motivos éticos) que hace unos años fue realizado simultáneamente en varios hospitales europeos, algunos españoles entre ellos, con un número de pacientes del orden de 500, en el que uno de los participantes nos explicó que inicialmente su acúfeno se había aliviado (al principio él no sabía si tomaba el fármaco o un placebo) pero luego le aparecieron algunos efectos secundarios, entre ellos mareos y pérdida de equilibrio, que le obligaron a dejar de participar en el estudio. El fármaco en cuestión no se ha comercializado, lo que significa que el ensayo no tuvo los resultados positivos esperados y las autoridades sanitarias no lo han autorizado.

Cabe señalar que estos estudios, publicados en revistas especializadas y de los que se puede encontrar información en internet con acceso libre, se encuentran aún en fases experimentales, y no se sabe todavía cuales pueden ser los efectos secundarios negativos que puedan concurrir en la prescripción de estos nuevos fármacos.

Un otorrino chileno prescribió a varios pacientes el fármaco acamprosato, que había sido preparado para el tratamiento del alcoholismo, obteniendo resultados razonablemente buenos y sin efectos secundarios en pacientes con acúfenos. La experiencia se interrumpió debido a que este fármaco dejó de venderse en Chile, y el número de pacientes tratados fue bajo, lo que no permite asegurar su efectividad. Nos consta que a raíz de haberlo publicado en nuestra revista Apat38, por lo menos dos personas lo tomaron obteniendo una reducción de la molestia de su acúfeno. El fármaco acamprosato debe ser prescrito por el médico, y hay que olvidarse de la auto-medicación.

En resumen, existe un importante esfuerzo de investigación que acabará dando sus frutos, y parece que no habrá que esperar mucho tiempo para disponer de fármacos eficaces.

Terapias complementarias
Se han propuesto muchas de estas terapias para el tratamiento de los acúfenos, como acupuntura, reflexología, sofrología, terapia cráneosacral y homeopatía. No hay información de estudios rigurosos que avalen el empleo de estas terapias.

Cierto es que estas terapias pueden producir sentimientos de bienestar no específicos que pueden ayudar a la relajación del paciente, lo que puede ser una ayuda para soportar las consecuencias de los acúfenos. El paciente que se decida a practicar alguna de estas terapias, debe ser cauto en cuanto a sus expectativas y aceptar, que aunque puede sentirse mejor con su práctica, es muy improbable que le permitan reducir la intensidad percibida de su acúfeno. Incluso debe limitar el número de terapias alternativas a practicar ya que realizar varias a la vez podría ser perjudicial.

Nuevas terapias experimentales
A menudo en periódicos y revistas y en internet se describen nuevos tratamientos milagrosos que alivian, e incluso que curan, los acúfenos. Se trata de técnicas que, generalmente, no se consolidan y cuya actualidad es poco duradera. Una explicación de lo anterior, podría ser que estas nuevas técnicas se han practicado sobre un número muy reducido de pacientes por médicos e investigadores muy entusiastas, generándose una oleada de entusiasmos por los, aparentemente, buenos resultados, pero cuando se han aplicado a un mayor número de pacientes los resultados no han sido los esperados, ya que los beneficios iniciales eran un efecto placebo (positivo imaginado) más que un efecto real. Recordamos a título de ejemplo, una oferta que había, y debe seguir habiendo, en internet de unos parches vendidos por una empresa sueca que aplicados detrás de la oreja, según se anunciaba, curaban el acúfeno; y nos consta que varios afectados los adquirieron sin el menor resultado.

Puede ocurrir que las personas con acúfenos sean invitadas a participar en un proyecto de investigación potencial para el acúfeno. Aceptar o no es una cuestión puramente personal. Pero es bueno saber que las personas que participan como sujetos de un estudio clínico, aunque suelen recibir un excelente cuidado clínico, siempre tienen una pequeña posibilidad de que la percepción de su acúfeno empeore, e incluso de que aparezcan efectos secundarios negativos.

Estimulación magnética transcraneal
Se trata de tratamientos experimentales que consisten en la aplicación de fuertes campos electromagnéticos en áreas del cerebro involucradas en la percepción del acúfeno. La investigación ha mostrado resultados iniciales no duraderos, pero la técnica se encuentra aun en la infancia y no se ha demostrado la seguridad de su aplicación durante periodos largos. En Apat25 y en Apat30 publicamos informaciones sobre el neuroestimulador diseñado en la Universidad de Jülich (Alemania), en la que se exponía que habían diseñado un aparato neuroestimulador que ya estaban utilizando en Alemania varios otorrinos con resultados satisfactorios. La Universidad de Jülich había creado una sociedad spin off para comercializar el neuroestimulador, e incluso trataban de conectar con empresas en otros países europeos, España entre ellos, para que lo comercializaran previa autorización de las correspondientes autoridades sanitarias. Estas informaciones se publicaron los años 2011 y 2012, y desde entonces no hemos tenido información alguna, ni nos consta que el neuroestimulador Jülich esté disponible en nuestro país.

Lasers
Se han utilizado lásers de baja intensidad como tratamiento del acúfeno. Aunque algunos investigadores han destacado su efectividad, la mayor parte de ellos estima que el empleo de lásers es inefectivo para controlar el acúfeno. Se afirmaba que la aplicación del láser restituye o regenera las células ciliares (las que están alojados en la cóclea y transforman el sonido en una corriente eléctrica que llega al cerebro) destruidas por causas diversas: presbiacusia, traumatismo sonoros, fármacos ototóxicos,etc., afirmación que no está demostrada ya que la regeneración de estas células es aún un reto no superado.

Un consejo para finalizar
Hay pacientes que confeccionan una lista de todos los posibles tratamientos, sean convencionales, complementarios o experimentales, que pueden encontrar en libros, revistas y en internet. A partir de esta lista se proponen probar el máximo número de tratamientos que les sea posible. Esto puede ser contraproducente. Cada vez que inician uno de los tratamientos de su lista lo hacen ilusionados en que se tratará de la terapia definitiva para su acúfeno. Si el tratamiento no tiene éxito, las esperanzas puestas en él se desvanecen, y cada vez que esto ocurre les parece que el acúfeno percibido es más intenso que antes del tratamiento. Para el paciente que desea probar nuevos tratamientos es aconsejable que pruebe uno o dos como máximo y lo haga con expectativas realistas sobre lo que puede obtener de tales tratamientos, para evitar la decepción si no tiene resultados, decepción que puede transformarse en depresión, la cual a su vez suele aumentar la intensidad del acúfeno.